El presidente demócrata Joe Biden y el titular republicano de la cámara, Kevin McCarthy, buscan formar una alianza de sus respectivos legisladores centristas para aprobarlo frente a la resistencia tenaz de la derecha y algunos disidentes de izquierda.
Biden enviará algunos funcionarios de la Casa Blanca al Capitolio para buscar apoyo antes de la votación, mientras McCarthy se afana por convencer a los republicanos escépticos e incluso defender su puesto al frente del bloque, en la carrera para evitar un impago potencialmente desastroso.
Aunque el ala derecha republicana dice que el acuerdo con Biden no incluye los recortes presupuestarios prometidos, McCarthy asegura que tiene los votos necesarios para la aprobación. “Aprobaremos la ley”, aseguró McCarthy al cabo de una larga reunión en el Capitolio el martes por la noche.
A cambio de suspender el límite, los republicanos le exigieron a Biden varias concesiones de política pública. Una de las principales fue fijar límites al aumento del gasto federal discrecional en los siguientes dos años. Biden también aceptó algunos nuevos requisitos de trabajo para algunos beneficiarios de vales de comida y el Programa de Asistencia Temporal para Familias Necesitadas (TANF, por su sigla en inglés).
Ambas partes convinieron en tomar medidas moderadas con el propósito de acelerar los permisos de algunos proyectos de energía y, en una acción sorpresiva, iniciar un proceso rápido para la construcción de un nuevo gasoducto de Virginia Occidental a Virginia que han promovido algunos legisladores republicanos y un demócrata de centro clave.
La aprobación por la Cámara Baja y por el Senado en los próximos días garantizaría que los cheques del gobierno seguirían llegando a los beneficiarios del Seguro Social y los veteranos de las fuerzas armadas, entre otros, e impediría una catástrofe financiera en el país y el exterior. Según el Tesoro, el lunes próximo el país se quedaría sin fondos para pagar sus deudas y caería en un impago de deudas económicamente peligroso.
Pocos legisladores están totalmente satisfechos con el paquete, pero Biden y McCarthy cuentan con obtener el apoyo mayoritario del centro del espectro político, algo inusual en una capital dividida que pone a prueba el liderazgo del jefe del ejecutivo y el presidente del legislativo.
El proyecto de 99 páginas limita el gasto durante los próximos dos años, suspende el tope de endeudamiento hasta enero de 2025 y modifica algunas políticas, como los nuevos requisitos laborales para las personas mayores que reciben ayuda alimentaria y la luz verde para un nuevo gasoducto en los Apalaches al que se oponen muchos demócratas.