En el transcurso de una emotiva audiencia repleta de víctimas y familiares, Anderson Lee Aldrich, de 23 años, se declaró culpable de cinco cargos de asesinato y 46 de intento de asesinato, uno por cada persona que se encontraba en el Club Q la noche del tiroteo, lo que se traduce en una condena a más de 2.000 años de prisión sin posibilidad de libertad condicional.
“Intencionalmente y después de una deliberación causé la muerte de cada víctima”, dijo ante el juez Michael McHenry.
Aldrich, en tanto, no admitió ni disputó dos cargos por delitos de odio, uno grave y otro menor.
Familiares pidieron al juez que encerran al hombre que provocó el desceso de sus seres queridos, además de que sobrevivientes tambien tuvieron el tiempo de exponer ante la sala sus sentir hacia el acusado, describieron cómo sus vidas se vieron alteradas para siempre justo antes de la medianoche del 19 de noviembre, cuando el sospechoso entró en el Club Q y disparó indiscriminadamente un fusil semiautomático tipo AR-15.
La declaración de culpabilidad se produce siete meses después del tiroteo y evita a las familias de las víctimas y a los sobrevivientes un juicio largo y potencialmente doloroso.
Los presentes en la sala se secaban las lágrimas mientras el juez explicaba los cargos y leía los nombres de las víctimas.
El juez Mchenry afirmo que Aldrich atacao a un grupo de personas solo por existir, eligiendo el poder que le proporciono un arma, reflejando en sus acciones la malicia más profunda que si corazón tenía encerrada, afirmando que la malicia siempre nace d ela ignorancia y el miedo.
Este incidente evocó la masacre de la discoteca Pulse de Orlando, Florida, donde en 2016 murieron 49 personas. El ataque en el Club Q se produjo más de un año después de que Aldrich fuera arrestado por amenazar a sus abuelos y jurar convertirse en “el próximo asesino en masa”. Pero, los cargos fueron finalmente retirados en ese caso.
Aldrich insinuó planes para llevar a cabo ataques violentos al menos un año antes del asalto del Club Q. En junio de 2021, los abuelos de Aldrich dijeron a las autoridades que se les advirtió que no se interpusieran en el camino de un plan para almacenar armas, municiones, chalecos antibalas y una bomba casera para convertirse en “el próximo asesino en masa”.
Aldrich fue arrestado después de un enfrentamiento con oficiales SWAT que fue transmitido en vivo en Facebook y la evacuación de 10 casas cercanas, diciéndoles a los oficiales “¡Si violan, soy un mal-dito golpe al infierno!” Aldrich finalmente se rindió.
El caso del Club Q, además, reactivó el debate sobre la posesión de armas de guerra como los fusiles de repetición. “Las armas de asalto son demasiado fáciles de conseguir”, se ha lamentado otro de los heridos, Ed Sanders, en su comparecencia ante el juez.
En 2022 murieron al menos 642 personas en tiroteos masivos, aquellos con cuatro o más personas heridas de bala, sin contar al tirador, según el Archivo de Violencia de Armas de Fuego. Este año la cifra apunta a que superará la del año anterior, con 385 muertos en los 177 primeros días del año. En el caso de Aldrich, la Fiscalía no pidió la pena de muerte porque Colorado se convirtió en 2020 en el 22º estado norteamericano en abolir la pena capital.