Un volcán al suroeste de Reikiavik, capital de Islandia, entró en erupción este lunes por la tarde. Se trata de la tercera vez en tres años que el Fagradalsfjall comienza a arrojar lava y capta la atención de visitantes y locales que no dudan en acercarse a apreciar el fenómeno, desde una distancia prudente.
“La erupción se produce en una pequeña depresión justo al norte del (monte) Little Hrutur, de la que sale humo en dirección al noroeste”, señaló el Instituto Meteorológico (IMO) en un comunicado en el que precisó, a su vez, que se produjo de una fisura.
A poco de la erupción, el servicio de protección civil emitió órdenes de alerta e instó a la población a mantenerse alejados de la península de Reykjanes.
“La contaminación por gas es alta en la zona de la erupción y es peligrosa. Hacemos un llamado a los viajeros a no entrar en la zona hasta que las autoridades hayan tenido la oportunidad de evaluar las condiciones”, sumó el Instituto mientras que el presidente Guðni Th. Jóhannesson escribió en su cuenta de Twitter: “Por el momento observamos el espectáculo desde una distancia segura, admirados por la madre naturaleza”.
El humo podía verse desde la ruta que conecta la capital con el aeropuerto internacional de Keflavik.
Hasta este martes, las autoridades no habían registrado daños materiales y tampoco se vio afectado el tráfico aéreo del aeropuerto cercano. Inclusive, los expertos informaron que la erupción estaba disminuyendo de forma considerable aunque sostuvieron que la reducción de la contaminación por gases aún no había alcanzado niveles seguros para la presencia de personas.
Los vulcanólogos preveían una tercera erupción de este volcán ya que, en los últimos días, la lava se había acercado a unos metros bajo la superficie, lo que daba cuenta de que su salida era inminente.
A esto se sumó que, un día antes, el domingo por la noche, un sismo de magnitud 5,2 sacudió los alrededores del volcán y gran parte del país.
Islandia se ubica en una falla volcánica en el Atlántico Norte, lo que hace que atraviese una erupción cada cuatro o cinco años, aproximadamente.