Donald Trump enfrenta nuevos cargos en la investigación del Departamento de Justicia sobre documentos confidenciales, siendo imputado porque él y sus asesores le pidieron a un miembro del personal que borrara una grabación de las cámaras de vigilancia de su finca de Florida para obstruir las investigaciones sobre documentos confidenciales.
Las acusaciones adicionales de obstrucción a la justicia y retención deliberada de información de defensa nacional fueron añadidas el jueves al acta de acusación por el equipo del fiscal especial del Departamento de Justicia, Jack Smith.
Carlos De Oliveira, también fue incorporado al caso como nuevo acusado. Trump y su ayudante, Waltine Nauta, fueron acusados el mes pasado y ambos se han declarado inocentes de todos los cargos en su contra.
Se menciono en el escrito que Oliveira era el empleado de mantenimiento que ayudó a Nauta a mover cajas de documentos clasificados en la citada residencia floridana después de que el Departamento de Justicia de EEUU citara por primera vez a Trump por el caso de los documentos clasificados en mayo pasado.
Las imágenes de vigilancia en el complejo Mar-a-Lago han sido durante mucho tiempo fundamentales para la investigación porque, según los fiscales, mostraban a Nauta moviendo cajas de documentos dentro y fuera de un almacén, incluso un día antes de una visita de funcionarios del FBI y del Departamento de Justicia.
Las nuevas acusaciones se centran en imágenes de vigilancia en la finca de Trump en Mar-a-Lago, Palm Beach. Se alega que Trump pidió que se borraran las imágenes después de que investigadores del FBI y del Departamento de Justicia le visitaran en junio de 2022 para recoger documentos clasificados que se llevó consigo tras abandonar la Casa Blanca un año antes.
Los agentes de la ley emitieron una citación para las imágenes después de percatarse de la presencia de cámaras de vigilancia mientras estaban allí. La acusación cita a un administrador de Mar-a-Lago, Carlos De Oliveira, que dijo a un colega que el jefe quería que se borrara un servidor que albergaba las imágenes, llevandoló a una pequeña sala conocida como “armario de audio” y le preguntó cuántos días conservaba el servidor las grabaciones. Cuando el empleado dijo que no creía que pudiera borrar las grabaciones, De Oliveira insistió en que el “jefe” quería que se hiciera, preguntando: “¿Qué vamos a hacer?”.
Sin embargo un portavoz de Trump desestimó las nuevas acusaciones como nada más que un continuo intento desesperado y vacilante de la administración Biden de acosar al presidente Trump y a quienes le rodean además de tratar de influir en la carrera presidencial de 2024.