Al menos 39 personas murieron y decenas más resultaron heridas el domingo por la explosión de una bomba en una reunión política de un partido islámico radical en el noroeste de Pakistán, según fuentes oficiales.
La explosión tuvo como objetivo el partido Jamiat Ulema-e-Islam-F (JUI-F) cuando más de 400 miembros y simpatizantes se reunían bajo una carpa en la ciudad de Khar, cerca de la frontera con Afganistán.
“Puedo confirmar que en el hospital hay 39 cadáveres y 123 heridos, 17 de ellos en estado grave”, declaró a la AFP Riaz Anwar, ministro de Sanidad de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa. El gobernador provincial, Haji Ghulam Ali, confirmó a la cifra de muertos.
Las imágenes del lugar de la explosión que circulan por las redes sociales muestran cadáveres esparcidos por el lugar y voluntarios ayudando a las víctimas empapadas en sangre a subir a las ambulancias.
Ningún grupo ha reivindicado la autoría del atentado, pero la sección local del grupo Estado Islámico ha perpetrado recientemente atentados contra la JUI-F.
El año pasado, el ISIS afirmó estar detrás de ataques violentos contra eruditos religiosos afiliados al partido, que cuenta con una enorme red de mezquitas y madrazas en el norte y el oeste del país.
El grupo yihadista acusa al JUI-F de hipocresía por ser un grupo islámico religioso que ha apoyado a sucesivos gobiernos y al ejército.
Pakistán ha experimentado un fuerte aumento de los atentados desde que los talibanes afganos recuperaron el poder en el vecino Afganistán en 2021.
El grupo talibán autóctono de Pakistán, Tehreek-e-Taliban Pakistan, ha dirigido su campaña contra funcionarios de seguridad, incluidos agentes de policía.
Los ataques de los militantes se han centrado en regiones colindantes con Afganistán, e Islamabad alega que algunos se planean en suelo afgano, acusación que Kabul niega.
Según los analistas, los militantes de las antiguas zonas tribales adyacentes a Peshawar y fronterizas con Afganistán se han envalentonado desde el regreso de los talibanes afganos.
El gobierno de Pakistán debe disolverse en las próximas semanas antes de las elecciones previstas para octubre o noviembre y los partidos políticos se preparan para hacer campaña.