El líder norcoreano, Kim Jong Un, reprendió severamente a su primer ministro y otros altos funcionarios por lo que llamó su respuesta irresponsable a las recientes inundaciones de tierras de cultivo a lo largo de la costa occidental del país, informaron el martes medios estatales.
Las inundaciones de verano en Corea del Norte a menudo causan graves daños a las tierras de cultivo debido al drenaje deficiente y la deforestación. Los observadores dicen que las críticas de Kim a los altos funcionarios probablemente apuntan a echarles la culpa de las dificultades económicas y la inseguridad alimentaria del país, o podrían preparar el escenario para una reorganización de los altos cargos.
Kim visitó el lunes un estero costero occidental donde el agua de mar destruyó recientemente el terraplén, inundando más de 270 hectáreas de arrozales. Después de inspeccionar la situación, Kim acusó a los funcionarios de “negligencia muy irresponsable de sus deberes”, según la oficial Agencia Central de Noticias de Corea.
Kim criticó al primer ministro Kim Tok Hun por mostrar “la actitud de un espectador”, dijo KCNA. Reprendió al viceprimer ministro por no cumplir fielmente con sus deberes y acusó al director de la oficina de recuperación de marismas de ocultar combustible que se suponía ser utilizado para proyectos de construcción.
Kim calificó la reciente inundación como un desastre provocado por el hombre, citando un proyecto de construcción fallido que se suponía que mejoraría el drenaje en el área. Kim dijo que el proyecto siguió adelante a pesar de que se descubrió una fuga sustancial. Ordenó severas medidas disciplinarias para los responsables de los daños causados por la inundación.
Los observadores de Corea del Norte dicen que los movimientos de Kim Jong Un son inusualmente fuertes dado que no hubo informes de víctimas humanas. Dicen que Kim podría usar las inundaciones como una oportunidad para reorganizar a los altos funcionarios en un intento por reforzar la confianza pública en su régimen mientras lucha por revivir una economía que se tambalea por el COVID-19.
Los expertos externos creen que la escasez de alimentos y los problemas económicos actuales de Corea del Norte se han profundizado debido a las restricciones draconianas de la pandemia, las sanciones de la ONU y la mala gestión de Corea del Norte. Pero no hay signos de una hambruna inminente o de un gran malestar público que pueda amenazar el control de Kim sobre sus 26 millones de habitantes.