La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) otorgó este jueves medidas cautelares al presidente electo de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, y su vicepresidente, Karin Herrera.
En un comunicado, la CIDH precisó que los políticos fueron sujeto de “vigilancias, seguimientos, campaña de desprestigio y amenazas de muerte” que se incrementaron “tras la segunda vuelta electoral” y por lo que “se encuentran en una situación de gravedad y urgencia de riesgo de daño irreparable a sus derechos en Guatemala”.
A raíz de ello, instó al Ejecutivo del país a que tome las “medidas necesarias para proteger los derechos a la vida e integridad personal” de los amenazados.
El equipo de Arévalo, favorito de la gente en las elecciones del pasado domingo, denunció haber recibido información “preocupante sobre un plan para asesinarlo, con participación de agentes estatales e individuos particulares”, por lo que debieron recurrir a su protección con seguridad privada.
La Comisión hizo hincapíe de que habrían advertido sobre la existencia de un plan denominado ‘Colosio’, haciendo referencia al asesinato del candidato del PRI mexicano en el año 1994, que se implementaría para acabar con la vida del propuesto beneficiario.
A esto se sumaron las amenazas de muerte en redes sociales a través de cuentas “netcenters”, es decir, anónimas y falsas, y el mensaje del presidente de la Fundación contra el Terrorismo, Ricardo Méndez Ruíz, que advirtió a Arévalo que lo vería preso o prófugo por haber cometido “varios delitos graves” como fraude.
Por último, el Ministerio Público notificó al Movimiento Semilla de un tercer plan ligado a “estructuras criminales de pandillas”, habituales en Centroamérica.
En su escrito, la CIDH apuntó contra el Estado de Guatemala por no tomar las medidas necesarias para proteger a los candidatos electos, incluso a pesar de dichas pruebas e insistió en la difusión de “las acciones adelantadas a fin de investigar los hechos alegados”.
Asimismo, recordaron que el Movimiento Semilla “ha sido objeto de criminalización y persecución política” desde la presentación de su candidatura para las pasadas elecciones.
El Estado de Guatemala se distanció de estas acusaciones y señaló que no “advertía ninguna situación de gravedad” contra Arévalo y Herrera y que tampoco existe una “persecución política en Guatemala, dado que impera la institucionalidad y la democracia”.