La supervivencia de los pingüinos emperador podría encontrarse en grave peligro, según un estudio que constató una mortandad “catastrófica” entre los polluelos de varias colonias de la Antártida a consecuencia del deshielo precoz provocado por el cambio climático.
De las cinco colonias observadas en la región del mar de Bellingshausen, en el oeste de la Antártida, todas a excepción de una sufrieron una pérdida “catastrófica” del 100% de las crías, que se ahogaron o murieron de frío cuando el hielo cedió bajo ellos. Aún no eran lo suficientemente maduras para afrontar las duras condiciones climáticas de la región, explican los investigadores en el estudio publicado el jueves en la revista Communications: Earth & Environment, de Nature.
Durante la primavera austral del año pasado el hielo marino antártico, que se forma por la congelación del agua salada del océano, había alcanzado tasas de derretimiento récord, antes de caer en febrero a su nivel más bajo desde que comenzaron las mediciones satelitales hace 45 años. Ese deshielo precoz se produjo justo en medio de la época de reproducción de esa especie, ya de por sí compleja y frágil.
Estas aves marinas empollan en el invierno, a partir de junio, cuando las temperaturas son más duras. Los huevos eclosionan en septiembre antes de la llegada de la primavera y las crías alcanzan su autonomía alrededor de enero-febrero. La población de pingüinos emperador, también conocidos como Aptenodytes forsteri, estaba compuesta por unas 250 mil parejas reproductoras, todas en la Antártida, según un estudio de 2020.
Las colonias del mar de Bellingshausen representan menos del 5% de ese total. “Pero en el cómputo global, un 30% de todas las colonias se vieron afectadas por el deshielo el año pasado, por lo que habrá muchos polluelos que no sobrevivieron”, advierte Fretwell.
Cada año, desde marzo los adultos se lanzan a un periplo de hasta más de cien kilómetros para alcanzar los lugares de cría en el hielo, que son siempre los mismos. Las hembras ponen un único huevo y lo dejan al cuidado del macho mientras van a la búsqueda de comida, recorriendo incluso varios centenares de kilómetros.
El pingüino emperador fue incluido recientemente como especie en peligro de extinción por la autoridad estadounidense de protección de la fauna.
Más allá del peligro en que se encuentran sus lugares de reproducción, el pingüino emperador también sufre la acidificación de los océanos, otro efecto del calentamiento global, que amenaza a determinados crustáceos de los que se alimenta. El British Antarctic Survey estima que, al ritmo actual del cambio climático, la práctica totalidad de esta especie podría haber desaparecido a finales de siglo.