El viceministro de Asuntos Exteriores de Japón, Masataka Okano, ha convocado este lunes al embajador de China en Tokio, Wu Jianghao, por la reacción de Pekín a la decisión japonesa de verter al océano agua radiactiva tratada de la planta nuclear de Fukushima.
En un comunicado de la Cancillería japonesa, Okano calificó de “alarmante y lamentable” la avalancha de llamadas telefónicas que empezaron a recibir diversas entidades gubernamentales del país y que, supuestamente, fueron hechas desde China. Además, exigió que se garantice la seguridad de los ciudadanos japoneses que residen en territorio chino.
“El vertido al mar de las aguas tratadas por [el Sistema Avanzado de Procesamiento de Líquidos] ALPS se ha realizado de acuerdo con las normas y prácticas internacionales, así como con todas las precauciones de seguridad posibles”, aseguró el viceministro de Asuntos Exteriores.
Asimismo, duda que “la reciente ampliación y refuerzo de las restricciones a la importación de productos marinos japoneses por parte del Gobierno chino sea una respuesta basada en pruebas científicas”, por lo que calificó la decisión de “extremadamente lamentable” e instó a “la eliminación inmediata de las restricciones”.
El 24 de agosto, el Ayuntamiento de Fukushima comenzó a recibir llamadas con el código de país 86, que corresponde a China. Un día después, la cantidad de llamadas superó las 200, inundando las líneas telefónicas e interrumpiendo el trabajo de los empleados municipales, recoge Reuters citando a un funcionario local.
Según la fuente, ese mismo día, las escuelas primarias y secundarias de la ciudad recibieron 65 llamadas similares. Las personas que realizaron las llamadas hicieron comentarios como: “¿Por qué vierten agua contaminada en el océano Pacífico, que es un mar para todos?”, agregó.