No cabe duda que conforme pasa el tiempo, es más que claro que en México se tienen apuestas de alto riesgo; y digo de alto riesgo porque implican volver a una etapa de oscurantismo, porque despegar se ve muy complicado.
En esta ocasión hablemos de que está en juego la vigencia del recto manejo de recursos públicos y la credibilidad del sistema de los partidos, trátese de alianzas o individualmente.
Yendo por parte, empecemos por la Corte que, en una decisión republicana, ordenó operar con cuatro comisionados al Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales.
Con Blanca Lilia Ibarra deberá desahogar en días más de seis mil de los ocho mil casos pendientes de dictamen, porque Andrés Manuel López Obrador ordenó al Senado no designar tres consejeros para integrar el quórum.
Es su mundo ideal, el tabasqueño dijo al dar su instrucción, de no tener supervisión de programas gubernamentales, del comportamiento de los funcionarios, de la supervisión del gasto, de informes a la sociedad del quehacer público…
Los cuatro comisionados dignos de homenaje por su gallardía –Blanca Lilia Ibarra, Adrián Alcalá, Oscar Mauricio Guerra, Rosendoevgueni Monterrey– atenderán lo urgente.
Pero no es todo, ya que la embestida apenas comienza.
No fue posible el pleno por mandato presidencial, pero operarán con menos y esto encarna muchos aspectos delicados para su supervivencia, la transparencia y la democracia.
En primer lugar, viene el peor ataque: reducirle el presupuesto tal vez a menos de la mitad de los mil millones para impedirle realizar muchas de sus funciones.
–Ya ven que con cuatro comisionados se puede… -dirá ya saben quién.
Raro, pero esta restricción no se prevé para el INE -para la Corte de Norma Piña sí- porque ya no están Lorenzo Córdova ni Ciro Murayama y hoy hay una aliada conocida como santa judas Taddei, afín a la 4T.
Mil millones son muchos, repite hasta el cansancio Andrés Manuel López Obrador en busca de un golpe mortal al Inai, pero no critica los mil 900 millones de prerrogativas a Morena este año y los previsibles tres mil 159 millones para el próximo.
Más de tres veces, más la suma de gastos indebidos, del gobierno y de manos extrañas para fortalecer a las corcholatas presidenciales, estatales, de municipios y de congresos.
Lo que se viene ya se advertía. Es el debilitamiento de aquellos organismos que estorban a los que mandan en este país y que, para llegar al poder, se hicieron pasar por adalides de la democracia.
No son iguales, eso es muy cierto, son peores.