Cuando hablamos de simulaciones, debemos tomar en cuenta que en nuestro país pululan miles y miles. De hecho los principales, los más representativos, se encuentran en la llamada clase política, la de rancia tradición y la de nuevo cuño que, al final del día guardan un origen común, pero se mueven – mejor dicho reptan – entra las miasmas de un pueblo que no tiene manera de evitarla.
Samuel García, el gobernador de Nuevo León, le entró a la simulación. Bueno, desde que nació es simulador y ahora, en un evento con el simulador mayor, dejó en claro que tratar de congraciarse es bueno para sus ambiciones.
As{i es, simuló, en un evento al que acudió el presidente Andrés Manuel López Obrador, “inaugurar’’ el acueducto “El Cuchillo II’’, con el cual se pretende resolver el problema del abasto de agua en Monterrey y su zona conurbada.
En el evento, el gobernador “puso’’ en operación la obra, que no está terminada, a la que le faltan meses para estar lista y otros más para que pueda arrojar el primer litro de agua a la ciudad.
Si la presencia del presidente López Obrador avaló tal simulación, con algo deberá pagar el emecista.
Mucho se ha especulado sobre la preferencia del Presidente y sus actos en beneficio de la figura de Samuel García, como una forma de alentarlo a competir por la Presidencia del país para dividir al frente opositor.
La “inauguración’’ del acueducto fue uno de esos gestos.
Solamente que le hayan mentido al Presidente se podría explicar que López Obrador haya acudido al show montado por el emecista. Pero más bien pienso que todo es fraguado por el tabasqueño.
Pero se antoja imposible que eso haya ocurrido; “magínense’’, como diría en la Mañanera, que los subalternos del Ejecutivo ni siquiera se hayan tomado la molestia de visitar la obra en proceso antes de la supuesta “inauguración’’.
Fue un gesto de respaldo del Presidente, que se arriesgó a que se hablará nuevamente de las simulaciones que se han hecho de las inauguraciones de las obras sin terminar, como el tren que supuestamente saldría del AIFA a Lindavista, de la refinería de Dos Bocas, que sigue sin producir un litro de gasolina o del Tren Maya, que sólo funcionó unos kilómetros y luego casi casi lo tuvieron que empujar para que avanzara.
El caso es que quedó en evidencia que Samuel García es un simulador y que no tendría empacho en pactar con Morena la candidatura presidencial del MC a cambio de los espaldarazos presidenciales.
¿Qué ocurrirá más pronto? ¿Que el acueducto funcione o se le acaba el apoyo presidencial al gobernador de Nuevo León?
Entre simuladores te encuentres. Pobre México. Pensamos que el PRI y el PAN eran lo peor, pero aquello fue una simulación pequeña.