Los días pasados y los que vienen, permitirán ver un chapulineo brutal en nuestro país, ya que hay quienes no sienten que el partido donde han militado sirva ya para sus intereses personales y, enarbolando la bandera de “quiero ser útil a mi País”, anuncian que se irán a otras expresiones políticas.
En los últimos días hemos sido testigos del cambio de partido tanto de priistas como panistas a Morena y aliados, para sumarse a la candidatura de Claudia Sheinbaum.
Para los militantes del partido en el poder, en donde un gran número de ellos han salido de las filas principalmente del PRI, en este momento no les cae nada bien la incorporación de priistas a los que llaman oportunistas y resentidos.
Durante el recorrido de Claudia Sheinbaum Pardo, Coordinadora Nacional para la Defensa de la Cuarta Transformación, denominado “La esperanza nos une”, ha dado la bienvenida a hombres y mujeres que han dejado su participación en partidos de la oposición para incorporarse a los institutos políticos que están en el poder.
Durante la visita de Sheinbaum al senado, llamó la atención en la foto del recuerdo la presencia de Eruviel Ávila Villegas, que recién renunció al PRI en el éxodo encabezado por Miguel Ángel Osorio Chong y Jorge Carlos Ramírez Marín.
Pero éste último, el senador yucateco, acaba de renunciar al Revolucionario Institucional y se incorporó al Verde para de inmediato inscribirse en el proceso de selección de candidatos de Morena, por Yucatán.
En su carta de renuncia, Ramírez Marín descalifica una alianza con Acción Nacional y califica al Gobierno estatal y municipal como rapaz.
La respuesta de Renán Barrera, alcalde panista de Mérida y el que mayor probabilidad tiene de encabezar al Frente Amplio por México y vía la red social X, antes Twitter, dijo: “Yucatán se quedó sin senadores. Lo dije hace un año. Eran tres. El del PAN, la del Verde y ahora el del PRI se fueron a Morena. No traicionan a sus partidos ni a su militancia, eso es lo de menos, traicionan a la gente que votó por ellos por ser una opción distinta a donde fueron a parar. Al tiempo”.
Y eso es cierto. No hay que perder de vista de Ramírez Marín disfrutó de las mieles del poder de la mano del tricolor, lo cual inició en 1993 cuando se desempeñó como diputado local plurinominal en el Congreso de Yucatán.
De ahí fue su despegue, con una serie de diputaciones plurinominales y una serie de lisonjas de sus partidarios políticos e, incluso, en el 2012, durante la campaña de Enrique Peña Nieto, ocupó el cargo de vicecoordinador general de la campaña y posteriormente fue nombrado como parte del equipo de transición ocupando la Vicecoordinación de Seguridad y Justicia.
En su carta de renuncia hay un dejo de perdonavidas para el partido que le dio todo y ahora estorba a quien debe verse como lo que en verdad es: un asqueroso chapulín.
Y lo que es la vida, no pasó el filtro de Morena y quedó como simple senador del Verde.