Este miércoles, el Vaticano hizo pública una declaración marcadamente contrastante, diciendo que está permitido, bajo ciertas circunstancias, que las personas transcatólicas sean bautizadas y sirvan como padrinos.
El documento fue firmado el 21 de octubre por el Papa Francisco y el Cardenal Víctor Manuel Fernández, quien dirige el Dicasterio para la Doctrina de la Fe del Vaticano. Fue publicado el miércoles en el sitio web de esa oficina.
Si no causa escándalo o desorientación entre otros católicos, una persona transgénero puede recibir el bautismo en las mismas condiciones que los demás fieles, dice el documento.
De manera similar, el documento decía que los adultos trans, incluso si se hubieran sometido a una cirugía de transición de género, podrían servir como padrinos o madrinas bajo ciertas condiciones.
El Vaticano ha explicado que un transexual puede ser bautizado como el resto de fieles y ejercer como padrino o madrina de este sacramento pero con condiciones, en una respuesta a las dudas en esta materia de un obispo brasileño.
Durante su papado, el Papa Francisco ha expresado con frecuencia su interés en hacer que la Iglesia Católica sea más acogedora para las personas LGBTQ, a pesar de que las doctrinas que rechazan el matrimonio entre personas del mismo sexo y la actividad sexual siguen firmemente vigentes.
El documento justifica esta postura citando a Santo Tomás de Aquino o San Agustín y recuerda que el propio papa Francisco defiende que el bautismo es la puerta que permite a Cristo establecerse en la persona y que la Iglesia no es una aduana sino una casa paterna donde hay lugar para todos.
Y sobre si un transexual puede ser testigo de una boda, se señala que no hay nada en la vigente legislación canónica universal que prohíba a una persona transexual ser testigo de un matrimonio.
En primer lugar, el Vaticano responde que un transexual, que también se hubiera sometido a un tratamiento hormonal o a una intervención quirúrgica de reasignación de sexo, puede recibir el bautismo con las mismas condiciones del resto de fieles.
La Congregación considera que cuando haya dudas sobre la situación moral objetiva de una persona, la Iglesia enseña que cuando el sacramento es recibido sin un arrepentimiento por pecados graves, el sujeto no recibe la gracia santificadora pese a recibir su carácter sacramental.