Con un escrito breve en nombre de Victoria Mary Clarke, Siobahn y Maurice, esposa, hermana y padre de Shane MacGowan, respectivamente, se hacía pública la muerte del vocalista de la legendaria banda irlandesa de punk, The Pogues, a unos días de cumplir 66 años.
“Con la más profunda pena y pesadez de nuestros corazones, hacemos público el fallecimiento de nuestro hermoso, querido y siempre amado SHANE MACGOWAN. Murió en completa paz a las 3:30 de la madrugada de este 30 de noviembre de 2023, con la compañía de su esposa y hermana”, declaró la familia.
Al escrito, le acompaña una foto de Andy Catlin, en la que se observa a Shane en este estado natural característico, con la mirada lúcida y joven, con un cigarrillo entre dedo anular y medio, sosteniendo una copa de whisky entre los dedos sobrantes, su aro en la oreja izquierda y el halo catártico de estrella del punk.
Poeta además de vocalista irredento y desafinado, influenciado por los sonidos tradicionales de Irlanda y más tarde por los Sex Pistols, formó su primera banda, The Nipple Erectors, a finales de 1970. Sin mucha más trascendencia que algunos sencillos, más tarde, en 1982, en compañía de Jem Fine y Peter Stacy formó la otrora legendaria banda que lo llevó al estrellato, The Pogues.
Pese a su abandono algunos años después debido a complicaciones de salud (siendo sustituido temporalmente con nada más y nada menos que Joe Strummer, el conocido vocalista de The Clash) y una pausa con The Popes, su proyecto alternativo, volvió a reunirse con The Pogues en 2004.
Aunque su familia no ha comunicado el motivo de su fallecimiento a los 65 años de edad, es de conocimiento universal que llevaba más de un lustro lidiando con una enfermedad consecuencia de una vida, digamos, excesiva, ensalzada por ese velo revolucionario, orgulloso. Leyenda de boca desdentada y nacionalista. Líder natural y bebedor de whisky infatigable.
Acaso poeta maldito tardío devenido frontman estelar de una banda de punk, a Shane se le comparó, en su momento, con poetas como Charles Bukowski, aunque especialmente con el poeta y dramaturgo Brendan Behan. Tal era la relevancia y talento único, alcanzado además por sus influencias, que colaboró en su momento con tipos como Nick Cave, o bandas como The Dubliners.
Le sobreviven, además de todos los gritos desgarrados y las presentaciones que dio a lo largo del mundo, los inmortales Red Roses for Me, Peace and Love, Hell’s Dotch con The Pogues y The Snake y The Crock of Gold con The Popes. Que descanse en poder el poeta marginal y estrella rota del punk.