No sé si sea cuestión de achaques por la edad, o quizá sabiduría tardía. Más bien debo decir que es la congruencia que dan los años y ahora veo que, a seis meses del proceso electoral 2024, se han sucedido una serie de episodios que son peligrosos para un país que tiene una democracia tan endeble como el nuestro.
Y digo endeble porque está visto que el hombre que vive en el Palacio Nacional está empecinado en acabar con todo lo que le estorbe a su “proyecto” – si es que se le puede llamar así a su afán de constituir una dictadura.
Observemos que los hombres y mujeres a cargo de las posiciones, tanto en el Instituto Nacional Electoral (INE), como en el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), han mostrado últimamente diferencias extremas que no abonan en la confianza de los electores.
Y es que, en plenas precampañas, ni los partidos, ni los candidatos, han generado ninguna acción de interés masivo. El debate se ha centrado en si sus equipos son mejores o peores.
Sin embargo, en días pasados, los cinco magistrados electorales, mostraron una fractura de tres contra dos, hecho que llevó a la renuncia de Reyes Rodríguez Mondragón que se hará válida hasta el último día de diciembre. El uno de enero asume la magistrada presidenta Mónica Soto, muy cercana a Morena. Allí, las diferencias están latentes.
En el Instituto Nacional Electoral la confrontación entre los consejeros ha impedido a la Consejera presidenta, Guadalupe Taddei, también muy cercana a Morena, a nueve meses de asumir su encargo haga nombramientos del secretario ejecutivo, las 10 direcciones ejecutivas, las unidades técnicas, la dirección jurídica y la coordinación de comunicación social, áreas que han operado con encargados de despacho.
La confrontación ante la propuesta de los consejeros electorales Claudia Zavala, Martín Faz y Jaime Rivera de dar un ultimátum a la consejera presidenta para que en un plazo de 30 días realice los nombramientos con perfiles que encuentren consensos, dividió la opinión de los 11 integrantes del Consejo General y los representantes de los partidos políticos.
La mega elección de junio de 2024, requiere de la construcción de la confianza. Y son las autoridades electorales como el INE y el TEPJF quienes deben dar certeza a los electores y actores políticos en beneficio de la democracia.
Sin embargo, hoy el escenario en la autoridad electoral es de división y polarización, no sé si sea por diferencias de sus integrantes o porque “alguien” desde el Palacio Nacional ha ordenado a sus alfiles dentro de dichos organismos generar un clima de incertidumbre.
Todo parece diseñado para que la opinión pública valide la visión del inquilino de Palacio Nacional. Ya imagino que un día de éstos salga a declarar ante sus youtuberos y falsos periodistas: “No me equivoqué, los órganos electorales no sirven y por eso emití un Decreto para eliminarlos”.
No tarda.