Los visitantes de la pintoresca ciudad histórica de Visegrad, en el este de Bosnia, son recibidos primero por la vista de un enorme vertedero de desechos flotante atrapado en las profundas aguas turquesas del cañón del río Drina.
Las toneladas de basura flotante, en su mayoría botellas de plástico, son una amenaza para la economía local basada en el turismo y también se teme por el impacto en la salud de las personas si finalmente se queman.
El Drina serpentea a través de Montenegro, Serbia y Bosnia, donde la central hidroeléctrica de Visegrad construyó una barrera improvisada con viejos bidones de petróleo en las profundidades del cañón hace unos 20 años, protegiendo su presa de los escombros arrastrados por el río.
“Hay alrededor de 5.000 metros cúbicos de diferentes tipos de residuos”, dijo Dejan Furtula del Eko Center Visegrad, señalando la barrera de basura. “Viene de todos lados y, lamentablemente, esta escena se repite cada año”.
Furtula dice que la basura, que también incluye algún electrodoméstico ocasional, es transportada desde los afluentes río arriba del Drina, donde el aumento del nivel del agua después de fuertes lluvias o nieve arrastra la basura de los vertederos cercanos al río.
Los desechos tóxicos amenazan el delicado sistema ecológico del río y que, cuando se queman, también el aire que los ciudadanos y visitantes de Visegrado deben respirar.
“Esto es un gran desastre y una vergüenza para todos nosotros, estamos mostrando al mundo una mala imagen”, afirmó Furtula, añadiendo que los ecologistas sospechan que el río también está contaminado por metales pesados y que este año se realizará un análisis exhaustivo del agua.
Los propietarios y empleados de hoteles y restaurantes en Visegrado, conocido por su puente de la época otomana que hizo famoso el premio Nobel de literatura yugoslavo Ivo Andric, también se quejan de que el vertedero de desechos está perjudicando al turismo.
“Los turistas primero ven el vertedero de basura en el Drina y hacen comentarios negativos; esto influye tanto en el turismo como en las personas que viven aquí”, dijo Dijana Rajic, recepcionista jefe del hotel Andricev Konak.