Hombres armados mataron al menos a 50 aldeanos en dos días en el estado de Plateau, en el centro-norte de Nigeria, dijeron sobrevivientes el jueves, lo que provocó un toque de queda de 24 horas y llamados a las autoridades para que pongan fin a la violencia entre los pastores de ganado nómadas y las comunidades agrícolas.
Ningún grupo asumió la responsabilidad de los asesinatos que tuvieron lugar en aldeas retiradas durante un período de dos días, el segundo ataque de este tipo en menos de un mes en el estado donde más de 140 personas fueron asesinadas en diciembre.
Hombres armados irrumpieron en aldeas en el distrito Mangu de Plateau el lunes y martes disparando contra los residentes e incendiando casas, dijo la asociación comunitaria Asociación de Desarrollo de Mwaghavul. Los informes sobre los ataques se retrasaron debido a la dificultad para acceder a la zona.
Se recuperaron más cadáveres y muchos estaban desaparecidos o gravemente heridos, según Mathias Sohotden, un líder comunitario. La oficina de Amnistía Internacional en Nigeria dijo que estimaba un número de muertos mucho mayor que los 30 que había confirmado hasta ahora.
La violencia enfureció a muchos en Nigeria y aumentó la presión sobre el líder del país, Bola Tinubu, quien se encuentra en Francia en una visita privada. Tinubu fue elegido presidente el año pasado después de prometer abordar la mortal crisis de seguridad de Nigeria, pero los observadores dicen que la situación no ha mejorado bajo su gobierno.
El gobernador de Plateau, Caleb Mutfwang, impuso un toque de queda de 24 horas el martes en Mangu en respuesta a los ataques. Sin embargo, eso no detuvo la violencia, dijeron los lugareños.
Sohotden dijo que los hombres armados regresaron y atacaron una de las aldeas, Kwahaslalek, elevando la cifra total de víctimas allí a 35.
Los lugareños culparon de los ataques a los pastores de la tribu Fulani, quienes han sido acusados de llevar a cabo asesinatos en masa en las regiones noroeste y central. Ahí es donde el conflicto de décadas por el acceso a la tierra y al agua ha empeorado la división sectaria entre cristianos y musulmanes en la nación más poblada de África.
Las comunidades afectadas en los últimos enfrentamientos fueron alertadas del inminente ataque, pero no recibieron ninguna ayuda de las agencias de seguridad, según Lawrence Kyarshik, portavoz del grupo comunitario Asociación de Desarrollo de Mwaghavul. Este tipo de afirmaciones son comunes en las comunidades nigerianas afectadas por el conflicto.
Las autoridades y las fuerzas de seguridad nigerianas a menudo no brindan una explicación clara de tales ataques y tampoco los investigan ni garantizan justicia para las víctimas, dijo Anietie Ewang, investigadora nigeriana de Human Rights Watch.