En numerosos barrios del área metropolitana de Puerto Príncipe, la población levanta barreras gigantes en las entradas para impedir cualquier forma de invasión o ataque por parte de grupos armados que buscan nuevos territorios en un país asolado por una inseguridad sin precedentes desde 2018. Hace casi un año, en abril de 2023, el barrio de Turgeau, a pocos kilómetros del Palacio Nacional, fue objeto de un sangriento ataque por parte de grupos armados que buscaron invadirlo y controlarlo, en el lugar al menos una docena de bandidos fueron asesinados y quemados por la población enfurecida. Desde entonces la comunidad se encuentra a la defensiva cercada por barreras metálicas.
Turgeau no es el único distrito que ha adoptado una estrategia defensiva de este tipo. Al menos una decena de barreras fueron detectadas en las entradas de varios barrios del área metropolitana de Puerto Príncipe, en particular en Tabarre, Delmas y Pétion-ville, transformando los barrios en pueblos en los que todas las entradas y salidas son examinadas con lupa.
Poco a poco, la situación ha ido cambiando: en algunas calles se han multiplicado los badenes, luego las barricadas, más tarde las barreras gigantescas y, en algunos barrios ya, auténticos muros levantados por personas abandonadas a su suerte.
Estas iniciativas son especialmente comunes en Estados frágiles como Haití. “Estados en los que el Gobierno no tiene ni la capacidad ni la voluntad de responder a las necesidades de la población, ni de garantizar la soberanía de su territorio”, explica el profesor universitario Djems Olivier.
Estas barreras se construyen con la contribución de cada habitante del barrio en cuestión. En algunos barrios, brigadas se encargan de la vigilancia, pero en otros se contrata a agentes de empresas de seguridad para que hagan el trabajo.
Desde 2018, Haití se enfrenta a un meteórico aumento de la inseguridad, marcado por el incremento del número de secuestros, ataques armados, robos y violaciones, por no hablar de los conflictos armados entre bandas que luchan por nuevos territorios.
La situación está obligando a miles de personas a huir de los barrios donde nacieron y refugiarse en campamentos improvisados en condiciones inhumanas.