En lo profundo de los túneles de las montañas, donde el calor es tan intenso que provoca dolores de cabeza, mujeres con herramientas eléctricas excavan rocas en busca de gemas. Se han abierto un camino difícil en la industria de las esmeraldas de Colombia, un sector dominado durante mucho tiempo por hombres. La falta de oportunidades laborales, combinada con la esperanza de un hallazgo que las haga ricas, ha empujado a las mujeres a dedicarse a la minería. Las esmeraldas colombianas son conocidas en todo el mundo por su calidad y las mejores se pueden vender por miles de dólares, aunque la mayoría de las personas en la industria no son ricas.
Algunas de las esmeraldas más grandes del mundo se han extraído en Colombia, incluida una que pesa 3 libras (1,36 kilogramos) que rompió el récord mundial en 1995. En Coscuez, circulan rumores de que un minero encontró recientemente una esmeralda que se vendió por 177.000 dólares y abandonó la ciudad destartalada para siempre.
Las gemas son uno de los productos más emblemáticos del país y se venden en joyerías de ciudades como Cartagena y Bogotá. Pero la mayoría de las ganancias de las esmeraldas van a parar a comerciantes y grandes empresas que han invertido millones de dólares en tecnologías que les ayudan a encontrar las piedras más valiosas.
Trabajar en las minas es más duro para las mujeres. Una vez que terminan de perforar túneles profundos y cribar rocas, deben cuidar a sus hijos y realizar tareas domésticas que los hombres a menudo se muestran reacios a realizar.
Para ingresar a las pequeñas minas alrededor de Coscuez, las mujeres usan botas de goma y cascos y llevan taladros como los hombres, entrando en una sola fila, se dirigen a los túneles donde se tiene las áreas designadas para perforar.
Este tipo de participación de las mujeres era impensable hace unas décadas en Colombia. Los aldeanos mayores dijeron que anteriormente los hombres prohibían a las mujeres acercarse a las minas porque creían que si había mujeres cerca, las esmeraldas se esconderían.
Actualmente hay 200 mujeres trabajando en las minas alrededor de Coscuez, según la asociación local de mujeres mineras. Algunas trabajan junto a hombres, mientras que otras trabajan en cinco pequeñas minas propiedad de mujeres, donde únicamente se permiten mineras.