El país del Norte había dicho el mes pasado que probó un motor de combustible sólido para su nuevo tipo de misil hipersónico de alcance intermedio, que, si se perfecciona, podría alcanzar el centro militar estadounidense de Guam en el Pacífico y más allá.
Fue el primer evento de lanzamiento conocido de Corea del Norte desde el 18 de marzo, cuando el líder norcoreano Kim Jong-un supervisó un simulacro con fuego real de sistemas de artillería diseñados para apuntar a la capital de Corea del Sur.
Las tensiones en la región han aumentado desde 2022, cuando Kim utilizó la invasión rusa de Ucrania como distracción para acelerar sus pruebas de misiles y otras armas.
Tras la prueba del 19 de marzo del motor IRBM de combustible sólido, Kim Jong-un dijo que el valor estratégico de tales armas sería tan importante como sus misiles balísticos intercontinentales dirigidos al territorio continental de Estados Unidos.
En los últimos años, Corea del Norte se ha centrado en desarrollar más armas con propulsores sólidos incorporados. Esas armas son más fáciles de mover y ocultar y pueden lanzarse más rápido que los misiles de propulsor líquido, que necesitan ser alimentados antes del lanzamiento y no pueden permanecer cargados durante largos períodos de tiempo.
Kim Jong-un también ha prometido adquirir misiles hipersónicos que puedan abrumar los sistemas de defensa antimisiles de sus adversarios. Otras armas que Corea del Norte ha probado este año incluyen misiles de crucero y lanzacohetes múltiples supergrandes dirigidos a la zona de la capital Seúl.
El último lanzamiento se produjo dos días después de que Corea del Norte reafirmara sus planes de lanzar varios satélites de reconocimiento este año.
Kim Jong-un ha descrito los satélites como cruciales para monitorear los movimientos militares de Estados Unidos y Corea del Sur y aumentar la amenaza de sus misiles con capacidad nuclear. En noviembre pasado, Corea del Norte puso en órbita por primera vez un satélite espía militar.
Existe la preocupación de que Corea del Norte pueda aumentar aún más la presión en un año electoral en Estados Unidos y Corea del Sur.
Este último lanzamiento fue reportado por Corea del Sur, quién detallo que el misil voló unos 600 kilómetros antes de aterrizar en el mar entre la península de Corea y Japón.
Japón dio más detalles en su evaluación, afirmando que voló unos 650 kilómetros, alcanzando una altitud máxima de 100 kilómetros antes de aterrizar en aguas fuera de la zona económica exclusiva de Japón.
La guardia costera de Japón compartió una evaluación del Ministerio de Defensa del país de que el misil ya había aterrizado, pero aun así pidió precaución a los barcos que pasan por la zona.