El primer ministro japonés, Fumio Kishida, visitó el sábado una nueva planta de semiconductores para la cual su gobierno ha prometido más de 1 billón de yenes (7 mil millones de dólares) de apoyo para asegurar un suministro constante de chips.“Creo que este proyecto tendrá un efecto dominó positivo en todo Japón. Es clave no únicamente para la industria de los semiconductores sino también para una amplia gama de negocios como los vehículos eléctricos y la electrónica”, dijo mientras recorría las instalaciones.
La nueva planta en la isla suroccidental de Kyushu, propiedad mayoritaria de Taiwán Semiconductor Manufacturing Co., es la primera del gigante taiwanés de semiconductores en Japón. Kishida también expresó su solidaridad con Taiwán tras un terremoto que dejó al menos 12 muertos.
Empresas japonesas como Sony, Denso y Toyota están invirtiendo en la filial TSMC que inauguró la planta en febrero, aunque el gigante taiwanés conservaba una participación del 86,5% en la Japan Advanced Semiconductor Manufacturing Company. El proyecto subraya las esperanzas de Japón de recuperar su presencia en la industria de chips de computadora.
Hace cuatro décadas, Japón dominaba el sector de chips, y Toshiba y NEC controlaban la mitad de la producción mundial. Esa cifra se redujo a menos del 10%, en medio de la competencia de fabricantes surcoreanos, estadounidenses y europeos, así como de TSMC.
Japón ha destinado recientemente unos 5 billones de yenes (33.000 millones de dólares) para reactivar su industria de chips, buscando volverse menos dependiente de las importaciones tras la escasez de la era de la pandemia que afectó a la producción de automóviles y otras industrias durante meses.
Garantizar un amplio suministro de los chips más avanzados es vital con la creciente popularidad de los vehículos eléctricos, así como de la inteligencia artificial.
La inversión del sector privado asciende a 20 mil millones de dólares para las plantas en la región de Kumamoto, en el suroeste de Japón. La segunda planta estará operativa dentro de tres años. Se espera que las dos plantas creen 3.400 puestos de trabajo de alta tecnología directamente, según TSMC.
La planta es un punto positivo para Kishida, cuya popularidad se ha desplomado en medio de un escándalo de corrupción en su gobernante Partido Liberal Democrático.
Destacar los vínculos de Japón con Taiwán y Estados Unidos, el aliado más importante de Japón, es una manera en la que el primer ministro puede esperar mejorar las debilitadas cifras de las encuestas. Está previsto que Kishida se reúna con el presidente Joe Biden en Washington la próxima semana.
Tokio está apoyando otros proyectos de semiconductores en todo el país, en los que participan actores como Western Digital y Micron de Estados Unidos, y empresas japonesas como Renesas Electronics, Canon y Sumitomo.