Miembros de la comunidad LGBT y activistas de Ghana están esperando ver si el presidente del país de África occidental promulgará un proyecto de ley que restringiría aún más sus derechos y probablemente empeoraría la persecución que muchos enfrentan.
El Parlamento aprobó por unanimidad el proyecto de ley en febrero, pero el presidente Nana Akufo-Addo retrasó la firma del mismo ante su oficina citando dos impugnaciones pendientes ante la Corte Suprema.
El Tribunal Superior de Accra debía pronunciarse sobre la petición de un legislador para obligar a Akufo-Addo a actuar según la ley en un plazo de siete días, pero pospuso la decisión hasta el 29 de abril, prolongando el tenso limbo legal.
El sexo gay ya se castiga con hasta tres años de prisión, pero la nueva ley también impondría una pena de prisión de hasta cinco años por la promoción o apoyo de los derechos LGBT, lo que la convierte en una de las más duras de su tipo en África.
La homofobia está muy extendida en la culturalmente conservadora Ghana. Conseguir trabajo o alojamiento son desafíos y quienes se identifican abiertamente como LGBT son condenados al ostracismo. La hostilidad y los ataques son comunes, aunque pocos incidentes de este tipo llegan a los tribunales.
La nueva ley podría conducir a una mayor violencia gratuita contra las personas LGBT y sus aliados, advirtió Human Rights Watch en marzo, instando a Akufo-Addo a vetarla. Su aparente renuencia a firmar también ha desencadenado una disputa política.
El 20 de marzo, el presidente del parlamento, Alban Bagbin, dijo a los parlamentarios que la demora del presidente era inconstitucional y sugirió que el parlamento debería dejar de aprobar nuevos nombramientos ministeriales en señal de protesta.
La incertidumbre sobre lo que sucederá a continuación pesa sobre quienes se preocupan por el impacto social más amplio de la ley.