Andrés Manuel López Obrador podrá presumir todo lo que quiera y asegurar que es casi, casi, la reencarnación de Jesús, con visos de Gandhi y el carisma de Nelson Mandela. Pero es su apreciación, es como el “empeorador” de México se ve desnudo en el espejo de la recámara que ocupa en el vetusto Palacio Nacional.
Pero más bien yo le veo trazas de Adolf Hitler, con adherencias de “Il Duce” Benito Mussolini y desplantes de Muamar el Gadafi y, bajo la tónica de ser el “bienamado” de millones de mexicanos, se lanza un día sí y al otro también, en ataques que envidiaría el propio gobierno de Israel.
No lanza misiles, a Dios gracias, pero sí su verborrea contra candidatos y políticos que no están de acuerdo con él y ello ha provocado gran tensión en las campañas.
Pero además, esa cantaleta recurrente de que los delincuentes son parte del “pueblo noble y sabio”, dejaron en evidencia desde el primer momento que lo aseguró la debilidad del Estado frente al crimen organizado.
Así, deambulando en un mar de mentiras y de lisonjas de las focas aplaudidoras que asisten al show matutino de Palacio Nacional, cada día se tiene el registro en todas las entidades de violencia y muerte, lo cual, por más encuestas y gráficos que exhiban y repliquen los corifeos, no puede negarse.
El presidente López Obrador, desde su foro mañanero, minimiza una y otra vez las ejecuciones a precandidatos, candidatos y diversos actores políticos y asegura que la percepción de inseguridad es un “asunto de publicistas”.
Así, a 25 días de que sean las elecciones, según la Consejera Presidenta del Instituto Nacional Electoral (INE), la plegada a Morena, Guadalupe Taddei, 412 candidatos a un cargo público han solicitado protección y seguridad para sus campañas, de los que 129 son aspirantes locales; según la Secretaría de Seguridad Ciudadana 360 candidatos cuentan con protección del Gobierno mexicano.
Hay que mencionar que el Laboratorio Electoral, contabilizó 156 agresiones a aspirantes y personas relacionadas con el proceso electoral, de los cuales 51 fueron asesinados; 25 de ellos eran aspirantes.
Por su parte, Integralia en su último reporte presentó 300 incidentes de violencia política, con 399 víctimas, lo que implica un promedio de 1.8 víctimas diarias y manifiesta que 24 aspirantes o candidatos han sido asesinados.
Los reportes de instituciones especializadas, confirman que a estas alturas el proceso electoral que estamos viviendo es el más violento de los últimos años. Hechos que no coinciden con el dicho por López Obrador de que la percepción de inseguridad es un “asunto de publicistas”.
El fin de semana, en Yucatán, el estado más seguro según datos del INEGI, la dirigencia estatal de Morena, denunció una emboscada a sus militantes en la comisaría de X-Bohom con resultado de un muerto.
La violencia política es un golpe a la democracia, sin lugar a dudas y también, sin dudarlo un segundo, puedo decir que “el empeorador va desnudo”.