Japón y Estados Unidos firmaron un acuerdo para desarrollar conjuntamente un nuevo tipo de sistema de defensa antimisiles mientras los aliados buscan defenderse contra la creciente amenaza de las armas hipersónicas, que poseen China y Rusia y que Corea del Norte está probando.
El proyecto fue acordado inicialmente entre el primer ministro japonés, Fumio Kishida, y el presidente estadounidense, Joe Biden, en su cumbre celebrada en Washington en agosto pasado. Está previsto que el Glide Sphere Interceptor se despliegue a mediados de la década de 2030.
El acuerdo determina la asignación de responsabilidades y el proceso de toma de decisiones, un primer paso importante en el proyecto, dijeron funcionarios del Ministerio de Defensa japonés. Esperan decidirse por los contratistas japoneses e iniciar el proceso de desarrollo en marzo de 2025.
Las armas hipersónicas están diseñadas para superar Mach 5, o cinco veces la velocidad del sonido, lo que representa una amenaza para los sistemas regionales de defensa antimisiles por su velocidad y maniobrabilidad. Desarrollar interceptores de ellos es un desafío.
El Ministerio de Defensa de Japón lo calificó de tema apremiante y señaló que las armas hipersónicas en la región han mejorado dramáticamente en los últimos años.
Según el acuerdo, Japón es responsable de desarrollar una pieza en la punta del interceptor que se separa en el espacio para destruir la ojiva entrante, así como los motores de sus cohetes, dijeron los funcionarios.
Japón ha destinado 75.700 millones de yenes (490 millones de dólares) para el desarrollo inicial y las pruebas del interceptor, según el Ministerio de Defensa.
El costo incluye la fabricación de componentes para las dos empresas, Raytheon Technologies y Northrop Grumman, que están desarrollando el arma en una competencia liderada por la Agencia de Defensa de Misiles de Estados Unidos. Uno será elegido para el proyecto.
La MDA ha estimado que el costo de desarrollar el interceptor de misiles hipersónicos superará los 3.000 millones de dólares, incluida la parte de Japón de 1.000 millones de dólares.
Los interceptores se desplegarán en destructores de clase Aegis, como el Standard Missile-3 de barco a aire que Japón desarrolló previamente en conjunto con Estados Unidos.
Japón ha estado acelerando su fortalecimiento militar mientras enfatiza la necesidad de fortalecer su disuasión contra amenazas crecientes. Japón también ha flexibilizado significativamente su política de exportación de armas para permitir el desarrollo conjunto de armas letales en terceros países.