La Policía de Kenia disparó munición real y botes de gases lacrimógenos contra manifestantes la mayoría, pacíficos en el centro de Nairobi, donde hubo enfrentamientos en nueva jornada de protestas multitudinarias contra el Gobierno en todo el país.
La respuesta de las fuerzas de seguridad ha dejado al menos 39 muertos desde el pasado 18 de junio, según la Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia.
También hubo al menos 361 heridos y se registraron 32 casos de desapariciones forzadas, señaló esa entidad reguladora.
Las movilizaciones, que se repiten desde el pasado 18 de junio y empezaron con un tono pacífico, se han ido tornando violentas por la intromisión de matones, según alegan los convocantes en la capital keniana.
Algunos manifestantes replicaron arrojando piedras contra las fuerzas del orden, que levantaron barricadas para impedir el acceso de más jóvenes al centro de Nairobi, donde se encuentra el Parlamento, las sedes de los ministerios del Gobierno y el Tribunal Supremo, entre otros edificios oficiales.
La mayoría de los protestantes en el centro de la capital continúan siendo muy jóvenes y pacíficos, y marchan con banderas nacionales y silbatos al grito de “¡Somos pacíficos!” o “¡El poder del pueblo es nuestro poder!”.
La Policía desafió así un dictamen emitido el pasado viernes por el Tribunal Superior de Malindi, que prohibió al Servicio de Policía Nacional el uso de cañones de agua, gases lacrimógenos y munición real contra manifestantes pacíficos.
La sección keniana de Amnistía Internacional (AI) pidió a la Policía y el Ejército que cumplan con sus obligaciones constitucionales de proteger y facilitar las protestas pacíficas, convocadas para esta jornada bajo el lema “Ocupar todas partes”.
Las protestas, que surgieron como una reacción contra un proyecto de ley que contemplaba una subida de impuestos, se han trasformado en manifestaciones que ahora piden la dimisión del presidente de Kenia, William Ruto, y rechazan la corrupción y la mala gobernanza, entre otras reivindicaciones.
Ruto decidió no firmar el pasado 26 de junio el controvertido proyecto de ley y anunció la retirada de esa iniciativa legislativa, a fin de atajar su peor crisis desde que llegó al poder en septiembre de 2022.
Pero continúan las movilizaciones, que no cuentan con líderes oficiales y son impulsadas en las redes sociales por jóvenes de la llamada ‘generación Z’ (nacidos entre mediados de la década de los 90 del siglo XX y la primera década del siglo XXI).
El ministro del Interior de Kenia, Kithure Kindiki, defendió la profesionalidad y moderación de la Policía en la gestión de las protestas mayoritariamente pacíficas que tienen lugar en todo el país, duramente reprimidas por las fuerzas del orden.