Los souvenirs que representan al fallecido capo colombiano de la droga Pablo Escobar podrían ser prohibidos en Colombia si los legisladores aprueban un proyecto de ley presentado esta semana en el Congreso de la nación. La propuesta es criticada por los vendedores que venden su mercancía a turistas de todo el mundo, pero respaldada por aquellos que creen que el país debería deshacerse de su imagen de jefes de la mafia.
El proyecto de ley propone multas de hasta 170 dólares para los vendedores que vendan mercancía que represente a Escobar y otros criminales convictos, y también permitiría a la policía multar a quienes usen camisetas, sombreros y otras prendas que exalten al infame capo de la droga.
La propuesta ha sido ampliamente cubierta por los periódicos en Colombia, donde Escobar es visto como una figura asesina, vinculada a uno de los períodos más violentos en la historia del país.
Al mismo tiempo, la imagen del narcotraficante también es fuertemente comercializada por los locales que están ansiosos por sacar provecho de la creciente fascinación por el capo de la droga entre algunos turistas de América del Norte, Europa y otros países latinoamericanos.
Los vendedores de recuerdos en el histórico barrio de La Candelaria de Bogotá dijeron que se oponían a la iniciativa, que ha sido criticada por intentar limitar la libertad de expresión.
Escobar ordenó el asesinato de unas 4.000 personas en los años 1980 y principios de los 1990, mientras establecía el poderoso cártel de Medellín y amasaba una fortuna de 3.000 millones de dólares que lo convirtió en una de las personas más ricas del mundo en ese momento.
El capo de la droga fue asesinado a tiros en 1993 en un tejado de Medellín, mientras intentaba escapar del bloque de búsqueda, una unidad de más de 300 policías respaldados por agentes de la DEA que se dedicaba exclusivamente a capturarlo.
Las hazañas y los crímenes de Escobar son bien conocidos en Colombia. Pero en los últimos años, su fama mundial ha resurgido gracias a una telenovela colombiana y una serie de Netflix que retratan al capo de la droga como un mafioso despiadado, pero astuto, que desafía a las autoridades estadounidenses y colombianas corruptas que intentan cercarlo.
En los puestos de souvenirs de todo el país se venden con frecuencia artículos con la cara del narcotraficante, su cédula de identidad o consignas famosas atribuidas a Escobar, mientras que en su ciudad natal, Medellín, las agencias guían a los visitantes en recorridos históricos que pasan por sitios relacionados con la vida de Escobar.