El parlamento de Eslovaquia votó para aprobar un plan gubernamental para reformar los servicios públicos de radiodifusión del país, una medida que, según los críticos, daría como resultado que el gobierno tomara el control total de los medios.
El gobierno de coalición del primer ministro populista Robert Fico acordó la medida el 24 de abril. Fico, que se recupera en su casa de las múltiples heridas que sufrió en un intento de asesinato el 15 de mayo, dijo que los cambios son necesarios porque los servicios están políticamente sesgados y en conflicto con el gobierno eslovaco.
Miles de personas se han manifestado repetidamente en la capital, Bratislava, en manifestaciones de protesta organizadas por el principal partido opositor Eslovaquia Progresista y otros contra el plan, que ha sido ampliamente criticado por periodistas locales, la oposición, organizaciones de medios internacionales y la Unión Europea.
En el parlamento de 150 escaños conocido como Consejo Nacional, 78 legisladores de la coalición votaron a favor de los cambios. Los legisladores de la oposición no participaron en la votación en señal de protesta.
Los empleados de la emisora pública de radio y televisión de Eslovaquia organizaron una protesta frente al edificio del Parlamento.
Los cambios aprobados significan que la emisora pública conocida como RTVS dejará de existir y será reemplazada por una nueva organización.
El plan de adquisición fue redactado por la ministra de Cultura, Martina Šimkovičová, que representa al Partido Nacional Eslovaco, miembro ultranacionalista del gobierno de coalición. Ha trabajado para un medio de televisión por Internet conocido por difundir desinformación.
Šimkovičová dijo que la emisora actual únicamente da espacio a las opiniones dominantes y censura el resto. La emisora ha negado la afirmación.
La nueva emisora tendrá un director seleccionado por un consejo cuyos nueve miembros serán nominados por el Ministerio de Cultura y el parlamento. El actual director general, Ľuboš Machaj, tiene un mandato parlamentario hasta 2027.
A los críticos les preocupa que Eslovaquia, bajo Fico, abandone el rumbo pro occidental del país y siga la dirección de Hungría bajo el primer ministro populista Viktor Orbán.