Mientras las cadenas de suministro a nivel mundial tienden a acortarse, otra realidad se vive en el mundo del streaming: Para 2030 se tendrá contenido sin fronteras que vendrá de cualquier parte del mundo y estará disponible para los consumidores de cualquier nacionalidad. El consumidor podrá elegir el idioma en el que desea escuchar el contenido y las historias romperán fronteras.
En los servicios de transmisión se comprarán derechos globales para poder ponerlos en todas partes del mundo mientras se usan elencos multinacionales porque esas historias pueden reproducirse en todas partes.
En sí, el streaming globalizará lo que tradicionalmente fueron industrias locales de cine y televisión.
Existen dos tecnologías fundamentales que acelerarán la globalización del streaming: la de compresión y de reconocimiento de voz.
La tecnología de compresión servirá para poner películas HD, funciones completas y series en dispositivos móviles de una manera rentable, mientras el reconocimiento de voz y la capacidad de elegir rápidamente el idioma para el audio o los subtítulos posibilitarán la huella global.
Y ahora que todos tratan de tomar cuota de mercado de Netflix, como HBO Max, Amazon, Hulu o Disney +, se vaticina que la competencia va a ser más dura en los próximos 24 a 36 meses. En el nivel premium o muy personalizado, enfocado y con clasificación R en el ecosistema tradicional, será un gran complemento para todos esos servicios de base amplia.
La investigación muestra que los consumidores de todo el mundo tendrán entre cuatro y seis servicios de video bajo suscripción en sus hogares mientras el streaming revoluciona día a día la manera de comprar y vender y genera conversiones de dos dígitos.
A medida que el mundo comienza a convertirse en un mercado global de video, algunas de las compañías de entretenimiento más grandes con presencia significativa en deportes y noticias, tendrán un negocio nacional. Pero el crecimiento futuro en streaming va a ser fuera de sus países de origen y se logrará la consolidación masiva.
Comercialmente el streaming logrará su internacionalización mediante acuerdos y paquetes mientras la consolidación completa se realizará con fusiones y adquisiciones. En los próximos cuatro a seis años, el público comenzará a sacar lo mejor de cada territorio del mundo y consolidará de cuatro a seis jugadores globales que poseen los negocios de transmisión.
El compromiso del streaming es poner la diversidad en la pantalla, detrás de la pantalla y en la oficina para reflejar mejor el mundo en el que vivimos hoy. En el futuro, imperarán narrativas para, por y sobre audiencias subrepresentadas.
En tanto, el mercado latino tiene un gran potencial para las transmisiones en directo. Más aún: América Latina ya es el segundo mercado de streaming de más rápido crecimiento en el mundo, solo detrás de Asia y Medio Oriente.
Esta es parte del futuro que ya comenzamos a vivir hoy.