Trump, que gobernó el país de 2017 a 2021, considera al presidente Joe Biden y a Harris débiles en un mundo, según él, en llamas desde Ucrania hasta Oriente Medio. Promete poner fin a las guerras, pero no dice cómo.
Ucrania
La vicepresidenta de 59 años muestra un apoyo “inquebrantable” a Ucrania y se lo hizo saber al presidente Volodimir Zelenski la semana pasada en Washington. Después de que Rusia invadiera el territorio ucraniano en 2022 Harris se puso, junto con el presidente Biden, a la cabeza de una coalición de países que respaldan a Ucrania. Se supone que seguiría proporcionando una gran cantidad de armas al país.
Trump, de 78 años, mantiene una relación más tensa con Zelenski. Estima que “esta guerra nunca debió haber ocurrido” y se compromete a resolverla. No dice cómo.
Alaba su “muy buena relación” con el presidente ruso Vladimir Putin y denuncia los montos exorbitantes desembolsados por Washington.
Oriente Medio
Kamala Harris se inscribe en la línea de Biden y no ha dado señales de que vaya a cambiar de estrategia, especialmente en el apoyo a Israel. Defiende el derecho de Israel a defenderse y rechaza suspender la ayuda militar estadounidense, pero promete no “quedarse en silencio” ante el sufrimiento de los palestinos.
A diferencia de Donald Trump, quien instó al primer ministro israelí Benjamin Netanyahu a terminar el trabajo, ella aboga por un alto el fuego en la Franja de Gaza y en Líbano, y privilegia la vía diplomática. Donald Trump asegura que “nunca habría habido un 7 de octubre en Israel”, en referencia al ataque de Hamás, si él dirigiera el país
Irán
En cuanto a Irán, ambos muestran una línea dura, pero Donald Trump acusa a la administración Biden de haber dejado que Teherán, enemigo jurado de Estados Unidos, se “enriqueciera” a pesar de las sanciones.
Estima además que si la República Islámica pudo atacar a Israel dos veces, el 13 de abril y este martes, es por la supuesta “debilidad” del gobierno estadounidense actual.
Trump amenazó con “destruir” Irán si ese país ataca a un candidato a la presidencia, tras conocerse las amenazas de Teherán contra él.
China
Ambos candidatos consideran a China como el principal adversario estratégico de Estados Unidos.
El expresidente señala, no sin razón, que la administración Biden ha mantenido en gran medida los aranceles que él impuso a una serie de productos chinos.
Si es elegida presidenta Harris mantendrá probablemente la política actual de estabilización de las relaciones entre Washington y Pekín, y de gestión “responsable” de sus diferencias.
Trump se muestra más agresivo contra un país que califica de enemigo, pero ha puesto en duda el apoyo de Estados Unidos a Taiwán si fuera invadido por China.
La OTAN y las alianzas
El contraste entre ellos es abismal en este frente. Kamala Harris se alegra de que Estados Unidos haya restaurado sus alianzas bajo Joe Biden, incluida la OTAN.
Los años Trump se caracterizaron por una ruptura con acuerdos multilaterales como los del clima o el nuclear iraní, por guerras económicas y por reuniones singulares, como la que mantuvo con el líder norcoreano Kim Jong Un.
América Latina
América Latina sería la región más afectada si gana Trump porque el expresidente considera a los migrantes latinoamericanos “un chivo expiatorio”.
Su compañero de fórmula J.D.Vance estima que el presidente de Estados Unidos debe tener “autoridad” para ordenar el despliegue de militares contra los carteles de la droga, añade.
Su promesa de imponer aranceles generalizados también perjudicaría a países de la región, sobre todo a los de la cuenca del Caribe, explica el profesor, que prevé también más sanciones contra Cuba, Nicaragua y Venezuela.
Con Harris se espera continuidad en la política de Biden, que se ha caracterizado por el diálogo, sobre todo en materia migratoria y comercial, con sanciones puntuales a países que violan los derechos humanos.