El partido gobernante en Georgia eligió a un exfutbolista como su candidato a la presidencia tras una disputada victoria en las elecciones parlamentarias del mes pasado que desató protestas y llevó a un boicot de la oposición al parlamento. El partido Sueño Georgiano nominó a Mikheil Kavelashvili, un ex jugador de la selección nacional y de la Liga Premier de 53 años, para el puesto presidencial, que es principalmente ceremonial. Es casi seguro que ganará la votación del 14 de diciembre en el colegio electoral, controlado por el partido gobernante.
Sueño Georgiano retuvo el control del parlamento en las elecciones del 26 de octubre, consideradas ampliamente como un referendo sobre el esfuerzo del país por unirse a la Unión Europea. La oposición dijo que la votación fue manipulada bajo la influencia de Rusia, que busca mantener a Georgia en su órbita, y declaró un boicot al parlamento.
Los observadores electorales europeos dijeron que la votación se llevó a cabo en una atmósfera “divisiva” marcada por casos de soborno, doble voto y violencia física. La presidenta Salomé Zourabichvili, que ha rechazado los resultados oficiales y se ha negado a reconocer la legitimidad del parlamento, el lunes ignoró la sesión inaugural del parlamento junto con los partidos de la oposición.
Zourabichvili, cuyo mandato de seis años expira el mes que viene, fue elegida por voto popular, pero Georgia ha aprobado cambios constitucionales que abolieron la elección directa del presidente y la reemplazaron por una votación de un colegio electoral de 300 escaños compuesto por miembros del parlamento, consejos municipales y legislaturas regionales.
Los críticos han acusado a Sueño Georgiano —fundado por Bidzina Ivanishvili, un multimillonario misterioso que hizo su fortuna en Rusia— de volverse cada vez más autoritario y de inclinarse hacia Moscú. El partido recientemente impulsó leyes similares a las utilizadas por el Kremlin para reprimir la libertad de expresión y los derechos LGBTQ+. En junio, la UE suspendió indefinidamente el proceso de solicitud de adhesión de Georgia después de que el parlamento aprobara una ley que exige que las organizaciones que reciben más del 20% de su financiación del extranjero se registren como “que persiguen los intereses de una potencia extranjera”, similar a una ley rusa utilizada para desacreditar a las organizaciones críticas con el gobierno. Kavelashvili fue uno de los autores del proyecto de ley.