El COVID prolongado o long COVID es una condición en la que los síntomas persisten durante al menos tres meses después de la infección por el virus SARS-CoV-2 y ahora los científicos saben que pueden durar años. El síndrome es conocido por los médicos como secuelas posagudas de COVID-19 o PASC, por sus siglas en inglés.
Los
síntomas son dolor, fatiga extrema y niebla mental, o dificultad para concentrarse o recordar cosas. Esta secuela se evidenció como muy importante, ya que, según datos de Estados Unidos, a partir de febrero de 2022, se estimó que el síndrome afectaba a unos 16 millones de adultos en ese país y había obligado a entre 2 millones y 4 millones de estadounidenses a abandonar sus trabajos.
Una situación que causó preocupación es que es muy frecuente en personas jóvenes sanas y puede seguir a una infección inicial leve. De todas formas, el riesgo mayor de sufrir PASC está entre los adultos que debieron ser hospitalizados al contraer COVID-19, lo mismo que los fumadores, las personas con obesidad o las que padecen enfermedades autoinmunes.
La vacunación parece reducir el peligro, pero no previene por completo el COVID prolongado. Un estudio que fue llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Medicina Azrieli de la Universidad Bar-Ilan de Israel, demostró que la vacunación con al menos dos dosis de las vacunas de plataforma de ARN mensajero reduce la mayoría de los síntomas a largo plazo que los individuos declaran meses después de contraer la infección por el coronavirus.
Según se explicó en un artículo publicado en Scientific American los síntomas más comunes, persistentes e incapacitantes del COVID prolongado son neurológicos. Algunos se reconocen fácilmente como relacionados con el cerebro o los nervios: muchas personas experimentan disfunción cognitiva en forma de dificultad con la memoria, la atención, el sueño y el estado de ánimo.
Otros pueden parecer más arraigados en el cuerpo que en el cerebro, como el dolor y el malestar postesfuerzo (PEM, por sus siglas en inglés), una especie de “choque de energía” que las personas experimentan incluso después de un ejercicio leve.
Un estudio encontró que en las personas con síntomas neurológicos de COVID, el sistema inmunológico parece activarse específicamente en el sistema nervioso central, creando inflamación.
El virus podría permanecer en el cerebro durante meses, según una investigación realizada en los NIH e informada en Nature en diciembre de 2022. Un grupo de expertos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH, por sus siglas en inglés) de Estados Unidos encontró que el virus se puede propagar por todo el organismo, incluido el cerebro, y que, en algunos cuadros, puede permanecer hasta ocho meses en el cuerpo.
Para llegar a estas conclusiones, los científicos estadounidenses analizaron muestras de tejido en el sistema nervioso de las autopsias de 44 personas que fallecieron por COVID y que no estaban vacunadas contra el virus. Posteriormente, observaron que el SARS-CoV2 dañó principalmente los pulmones y las vías respiratorias, pero también hallaron rastros virales en 84 lugares distintos del organismo, como por ejemplo el hipotálamo, el cerebelo, la médula espinal y los ganglios basales.