El cineasta y guionista David Lynch, quien fue conocido por transformar el cine estadounidense con una visión artística oscura y surrealista, falleció a los 78 años.
Es reconocido por clásicos como Blue Velvet, Mulholland Drive y la icónica serie Twin Peaks, Lynch dejó una huella indeleble en el séptimo arte y la televisión.
Su familia confirmó la noticia en una publicación en Facebook, donde escribieron: “El mundo tiene un gran vacío ahora que él ya no está. Pero, como él decía, ‘Mantén el ojo en el donut y no en el agujero.’”
David Lynch revolucionó el arte audiovisual mezclando géneros como el horror, el noir, el misterio y el surrealismo europeo. Obras como Lost Highway, Blue Velvet y Twin Peaks marcaron su carrera por su narrativa enigmática y lógica impenetrable, en una línea que algunos comparan con el cineasta español Luis Buñuel. Su estilo visual y narrativo desafió las convenciones y se convirtió en un referente para las generaciones posteriores.
Comenzó su carrera como pintor y creador de cortometrajes experimentales antes de debutar en el cine con Eraserhead (1977), una perturbadora y humorística película de culto que ganó notoriedad en el circuito de cine de medianoche.
Este éxito atrajo la atención de Hollywood, llevándolo a dirigir The Elephant Man (1980), un conmovedor drama que le valió ocho nominaciones al Óscar, incluida su primera como Mejor Director.
No todo fue éxito en su carrera. En 1984, Lynch dirigió Dune, una adaptación del clásico de ciencia ficción de Frank Herbert. A pesar de un presupuesto de $40 millones y tres años de producción, la película fue un fracaso en taquilla y crítica.
Sin embargo, el cineasta renació artísticamente con Blue Velvet (1986), que exploró los oscuros secretos de un pequeño pueblo estadunidense, consolidándose como una de las obras más influyentes de su carrera.
En 2024, Lynch compartió con el público que había sido diagnosticado con enfisema tras años de fumar, lo que lo llevó a retirarse de la dirección.
Su fallecimiento marca el fin de una era para el cine experimental y visionario, dejando un legado que seguirá siendo estudiado e imitado por cineastas de todo el mundo. Su trabajo, único e inigualable, continuará fascinando y desafiando a las audiencias con su distintivo sello artístico.
David Lynch no solo redefinió los límites del cine y la televisión; transformó la manera en que contamos historias. Su partida deja un vacío, pero su legado seguirá siendo una fuente de inspiración para quienes buscan romper las reglas y crear algo verdaderamente único.