Tras la decisión tomada por Estados Unidos y Canadá, los países europeos están analizando seguir su ejemplo y sumarlos a la lista de terroristas.
La grave guerra del narcoterrorismo se ha desarrollado no solo en América Latina, en especial en México y Colombia, ha sido realidad que está comenzando a dejar una huella preocupante en Europa.
Los expertos en seguridad han señalado que la influencia de los cárteles mexicanos y su creciente presencia en el Viejo Continente han generado un efecto dominó que podría alterar la seguridad regional.
El director del Centro Europeo de Seguridad e Inteligencia Estratégica, Jean-Claude Moniquet, advirtió sobre la preocupante proliferación del narcotráfico en países europeos como Francia, Reino Unido, España, Bélgica e Italia.
En estos territorios, el tráfico de drogas, en particular la cocaína procedente de México y América Latina, ha crecido exponencialmente en los últimos años.
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En los Países Bajos se han presentado los casos más alarmantes, al descubrirse laboratorios de metanfetamina operados por “cocineros” provenientes de los cárteles mexicanos.
Europol ha mencionado que esta situación se agrava con el aumento en la violencia callejera en distintas ciudades europeas donde los grupos criminales están librando una guerra sin cuartel por el control de rutas de tráfico de drogas y puntos de distribución, destaca Moniquet.
En Francia el impacto del narcotrafico ha alcanzado niveles críticos, donde en los primeros meses de 2024 se incautaron 47 toneladas de cocaína, lo que significa el doble que el año anterior. La violencia generada por el narcotráfico ha llevado a que las autoridades francesas hablen de la “mexicanización” del país, un fenómeno similar al que ha afectado a ciudades mexicanas dominadas por los cárteles.
Italia vive una situación no menos alarmante. La mafia calabresa, la ‘Ndranghetta, ha establecido fuertes lazos con los cárteles mexicanos, convirtiéndose en el principal importador de cocaína en Europa. Su red de influencia no solo se limita a la Unión Europea, sino que se extiende a Estados Unidos, Australia y Canadá.
Pero está sobre la mesa el debate sobre si los cárteles mexicanos pueden ser considerados organizaciones terroristas está en el centro de la discusión.
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Para Edwin Bakker, profesor en Terrorismo y Antiterrorismo en el Institute of Security and Global Affairs de La Haya, trata de sostener que los cárteles no encajan en la definición clásica de terrorismo, Moniquet argumenta lo contrario.
Según Moniquet, los métodos de los cárteles mexicanos tienen similitudes con los de Al-Qaeda, incluyendo el uso de ejércitos privados y la lucha armada contra el gobierno para obtener el control territorial. De hecho, en 2009, el director saliente de la CIA, Michael Hayden, identificó a los cárteles como la segunda mayor amenaza para Estados Unidos después de Al-Qaeda.
El ex presidente Donald Trump intentó catalogar a los cárteles mexicanos como grupos terroristas durante su primer mandato, una acción que podría tener repercusiones globales.
Esta designación facilitaría la aplicación de sanciones más severas, la expulsión de extranjeros asociados y el uso de herramientas de inteligencia más sofisticadas para combatir estas organizaciones.
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Podría generar nuevas estrategias de cooperación internacional para frenar el blanqueo de dinero y desmantelar redes de narcotráfico.
“Esto podría tener enormes consecuencias para los bancos y el sector financiero”, explica Bakker, haciendo énfasis en la importancia de identificar y rastrear el flujo de capital vinculado con el crimen organizado.
El narcotráfico en Europa ya no es un fenómeno marginal. La expansión de los cárteles mexicanos y sus alianzas con grupos locales están transformando el panorama de la seguridad en el continente.
Con una violencia en aumento y una penetración cada vez mayor en la economía global, los gobiernos europeos se enfrentan a una decisión crítica: endurecer sus políticas para contener esta amenaza o arriesgarse a la consolidación de un auténtico narcoestado en sus fronteras.