La congresista coincide y apoya el decreto presentado esta semana por el senador estatal republicano Adam Hinojosa.
Los Congresistas de Texas se encuentran en la búsqueda de que el Presidente Donald Trump incluya en las negociaciones de aranceles con México algunas presiones a para que cumpla con la distribución fronteriza del agua pactada hace décadas, ante la grave escasez del líquido que afronta el estado. Erin Elizabeth Gámez, la congresista demócrata estatal, mencionó que a causa de los niveles insuficientes de agua provocaron que el año pasado una planta de azúcar en el Valle se vio obligada a cerrar.
Advirtió de las graves consecuencias económicas que enfrenta esa región debido al incumplimiento de México con el tratado de aguas de 1944, en un momento en que las tensiones comerciales entre ambos países se intensifican.
La congresista coincide y apoya el decreto presentado esta semana por el senador estatal republicano Adam Hinojosa.
Se puede leer en el documento que se debería urgir al gobierno de Claudia Sheinbaum que cumpla con un acuerdo bilateral firmado hace 80 años, en medio de pérdidas que ascienden a unos 993 millones de dólares anuales en el sur de Texas debido a la falta de agua para la irrigación, según cálculos de la universidad Texas A&M.
Exigen en el decreto que el Departamento de Estado de EU y a la Comisión Internacional de Límites y Aguas que tomen medidas para garantizar que México cumpla con el Tratado de Aguas de 1944.
Según el documento, México no ha cumplido con sus obligaciones en las últimas tres décadas, lo que ha provocado graves consecuencias económicas en el sur de Texas, incluido el cierre permanente del único ingenio azucarero del estado en 2024 y reducciones significativas en la producción agrícola.
La solicitud de Hinojosa, que tiene apoyo bipartidista, subraya que dicho incremento ha reducido significativamente el suministro de agua para Texas, provocando graves repercusiones económicas y medioambientales en toda la región.
La demócrata Gámez subrayó que, sin un acceso fiable al agua, la producción agrícola y las industrias locales sufren, lo que afecta directamente el empleo, la inversión y la estabilidad económica general de la región.
“Bajo los términos del tratado, Estados Unidos proporciona a México agua del río Colorado. Deberíamos explorar la posibilidad de restringir o ajustar estas exportaciones como apalancamiento para asegurar que México cumpla con sus obligaciones”, agregó.
El senador estatal Charles Perry propone utilizar el flujo de agua del Rio Grande (Río Bravo en México) como elemento de presión en la relación bilateral.
“Condicionar el comercio a la entrega de agua podría beneficiar a los agricultores del valle de Texas, quienes enfrentan serias dificultades por la sequía”, sugirió Perry, según recogió el diario The Texas Tribune.
Rosario Sánchez, investigadora del Instituto de Recursos Hídricos de Texas, aunque el acuerdo internacional establece cantidades específicas, las condiciones actuales de la cuenca hacen imposible satisfacer dichos requerimientos.