Por Roberto Cruz
Con avión o sin avión, pero el Presidente debería tener a la mano alguna otra argucia, perdón, rifa, ante lo que parece ser un verdadero tsunami el día 9 de marzo “sin mujeres”.
A todas luces, sin embargo, es la forma más pacífica que las mujeres tienen, hasta ahora, para exigir una mayor atención a la violencia que, generalizada, las ha golpeado brutalmente.
A dos semanas de que llegue la fecha, la convocatoria se ha convertido en un coctel que, en principio, comienza a enfrentar a mujeres de la misma “Cuarta Transformación” o simpatizantes de ella.
No sólo eso, ha ocasionado que algunas y algunos muestren su perfil más simplista o, como dijo hace unos días Porfirio Muñoz Ledo (sobre morenistas y el INE), más lambiscón. Algunas y algunos intentan ser más suspicaces o inteligentes que sus propios límites.
Pero quien más pierde ante una convocatoria que, como lo expresó este lunes el Ministro Arturo Zaldívar, presidente de la Suprema Corte de Justicia, puede unirnos a los mexicanos, si se le desprecia, es el Presidente Andrés Manuel López Obrador.
Vaya, qué más si López Obrador se echa a la bolsa al sector femenino, pero más si es de Derecha, como dice él, pero con un gran apoyo de las mujeres de Izquierda.
La otra opción es que la convocatoria no se lleve a cabo o no tenga seguidores, y un gran número de ellas, tal vez mucho más que las que hasta ahora han salido a las calles, sobre todo en la Ciudad de México, opten por las manifestaciones públicas.
Porque sin duda, hacer que su propuesta fracase, de la forma que sea (como por ejemplo, torciendo el asunto hacia un apoyo a López Obrador, como hizo la esposa del Mandatario federal, Beatriz Gutiérrez Müller, o Irma Eréndira Sandoval, Secretaria de la Función Pública) es retarlas.
Digamos que una muestra de lo que puede ocurrir a gran escala si se obstruye el reclamo pacífico de las mujeres la segunda semana de marzo, es lo que este domingo ocurrió en Hermosillo, Sonora, donde unas 600 feministas lograron entrar a la sede del Poder Judicial local y prácticamente la hicieron añicos, rompiendo vidrios, destrozando mobiliario, haciendo pintas y hasta incendiando el lugar.
Que si “Un Día sin Mujeres“ dejará pérdidas el 9 de marzo por 26 mil millones de pesos, como afirma la Concanaco Servytur, definitivamente. Y quizá más. Las mujeres son parte importante de la productividad de un país, y México no es la excepción.
Más allá de las posiciones políticas, la polémica, y hasta la ironía o sorna con que algunos tomen la convocatoria para el 9 de marzo, las mujeres mexicanas, y en específico las de algunas entidades del país, como la Ciudad de México y su zona conurbada, han llegado a un punto de hartazgo y, creo, de no retorno.
Nadie, ni hombres, ni ellas, podrán esperar a que surta efecto el deseo del Presidente (que no está mal, mientras se apliquen otras medidas), de “atacar las causas sociales del problema” para que los crímenes bajen, sobre todo los ocurridos con saña y violencia extrema.
Así, cómo regatear a las mujeres su derecho a la protesta, a la manifestación. Ahora sí que ni rifando Palacio Nacional.