Un grupo de investigación de la Universidad Séchenov, Rusia, ha desarrollado un biosensor miniaturizado, flexible, inalámbrico e impermeable, al que llaman ‘parche cardíaco’. El dispositivo registra de forma constante los electrocardiogramas (ECG) del paciente durante 14 días. El aparato ayudará a los cardiólogos a controlar de manera remota los problemas cardíacos humanos y a prescribir rápidamente el tratamiento.
El biosensor no requiere recarga de la red eléctrica y pesa alrededor de 11 gramos. Está diseñado para que analice el nivel de actividad corporal durante todo el día y registre los cambios en la posición del cuerpo en el espacio, los movimientos e incluso las caídas.
Mediante una conexión inalámbrica, a una aplicación telefónica, podrá transmitir datos sobre el funcionamiento del corazón a los servidores en la nube. Solo requiere de 2-3 sincronizaciones por semana para intercambiar datos.
De esta manera, el cardiólogo podrá conectarse al sistema desde cualquier equipo, analizar el funcionamiento cardiovascular, comparar la dinámica y hacer un seguimiento de la respuesta a la carga de trabajo y a la medicación. Así, podrá ajustar la dosis de los medicamentos y dar recomendaciones al paciente a través de la aplicación móvil.
El director del Instituto de Medicina Personalizada de la Universidad Séchenov, el profesor Filip Kopylov, valoró mucho las perspectivas de uso del dispositivo en los centros cardiológicos del país: “Hoy en día, el sistema de ECG simple de un solo canal ‘parche cardíaco’ es capaz de reconocer varias arritmias, por ejemplo, la fibrilación auricular, que aumenta el riesgo de accidente cerebrovascular en 5-6 veces, o la insuficiencia cardíaca, como bradicardia, y muchas otras patologías en el trabajo del corazón”.