Más de 100 prisioneros de guerra ucranianos fueron liberados dentro de un importante canje con Rusia por Pascua, según indicó un funcionario de alto nivel, mientras los ucranianos ortodoxos celebraban el feriado por segunda vez desde que Moscú emprendió su brutal guerra de gran escala el pasado febrero.
Aunque las celebraciones eran limitadas debido a los riesgos de seguridad, con un toque de queda que impedía celebrar los habituales servicios durante toda la noche, las autoridades ucranianas y la gente de a pie compartía mensajes de esperanza y asociaban la historia sobre la resurrección de Jesús a sus aspiraciones de paz y una victoria ucraniana.
Docenas de familias tenían motivos adicionales para la alegría, ya que el asesor presidencial Andriy Yermak anunció que 130 soldados, marineros, guardias fronterizos y otros capturados por Moscú iban camino de casa tras un “gran canje de prisioneros de Pascua”.
Yermak añadió el domingo en una publicación en Telegram que entre los liberados había tropas que combatían cerca de Bakhmut, la ciudad minera oriental que es desde hace meses la prioridad de la ofensiva rusa.
En un primer momento no había información inmediata sobre cuántos prisioneros rusos habían sido liberados, aunque el servicio de prensa del fundador del Grupo Wagner, una fuerza paramilitar asociada al Kremlin y cuyos combatientes forman una parte importante del contingente ruso en Ucrania oriental, publicó otro video el domingo que mostraba los preparativos para un intercambio de prisioneros ucranianos.
En su mensaje de Pascua el domingo por la mañana, el presidente de Ucrania, Volodymyr Zelenskyy, dijo que el feriado conmemoraba “la victoria del bien, la victoria de la verdad, la victoria de la vida”, e hizo hincapié en lo que describió como la unidad ucraniana ante la agresión rusa.
En el centro de Kiev, la gente se reunió por la mañana en el patio del Monasterio de San Miguel, un recinto emblemático con una cúpula dorada para que un sacerdote bendijera sus huevos de pascua y canastas de comida. Un toque de queda había impedido que la mayoría asistiera al tradicional servicio nocturno en el lugar unas horas antes, que mucha gente siguió a través de internet.
Las iglesias ucranianas suelen estar abarrotadas el Domingo de Pascua. Pero este año el gran patio apenas se había llenado hasta la mitad y la hilera de gente que esperaba a que el sacerdote rociara agua bendita sobre sus canastas decoradas avanzaba deprisa.
Por segundo año seguido, la brutal guerra de Moscú interrumpía las celebraciones. El principal servicio de seguridad de Ucrania emitió un comunicado esta semana en el que instaba a la gente a no permanecer en las iglesias el domingo para evitar multitudes y reducir los riesgos de seguridad.
Alla Voronina, una de las personas que acudió a San Miguel con canastas con tartas de Pascua y huevos de colores, dijo que las restricciones eran “muy duras” para la moral de la población.