El proceso electoral de este 4 de junio, sin duda es la punta de lanza de lo que será la sucesión presidencial.
La cuenta regresiva inicia enmedio de incertidumbre que se traduce en una pregunta ¿por quién votar?.
Los cierres de campaña en Coahuila y el Estado de México han provocado acciones urgentes de último momento de Morena en en el estado norteño, con la exigencia para que sus aliados PT y Verde se reintegren y apoyen al candidato Armando Guadiana, hecho que lejos de sumar ha marcado distancia entre los militantes de los partidos a nivel local.
Manolo Jiménez, candidato de la coalición PRI, PAN, PRD concluye su campaña con la certeza de que en Coahuila él será el próximo gobernador.
Todo parece indicar que los movimientos de Mario Delgado y del propio presidente López Obrador no surtirán efecto en esa entidad.
Los contendientes del PVEM y del PT, se han manifestado en contra de las decisiones que han adoptado los dirigentes nacionales de ambos partidos y si no hay trampas, Armando Guadiana – conocido como Don Perpetuo, por el parecido que tiene con el cacique de los cuentos de Rius – perderá ante el tricolor.
Pero el Estado de México es la joya de la corona, por lo que la marca Morena empezó muy arriba y su candidata Delfina Gómez, inmersa en graves señalamientos de cuando fue presidenta Municipal en Texcoco y en la Secretaría de Educación, mantiene una amplia ventaja, de acuerdo con todas las encuestas que se han realizado, salvo las del PRI.
La Coalición PAN-PRI-PRD y NA eligió una candidata que seguramente sorprendió a los dirigentes y militantes de los partidos que la postularon. Alejandra Paulina del Moral Vela, pues resultó una candidata de respondona y echada pa´ delante.
Si bien es conocedora del quehacer político, de la administración pública y fundamentalmente del Estado de México, tiene en sus espaldas el gran peso del descrédito del priísmo y de sus ligas con determinados personajes del tricolor.
Si bien se dice que en el Estado de México los resultados del próximo domingo son de pronóstico reservado, todo parece indicar que las dos fuerzas que chocarán dejarán en claro lo que podría pasar en el 2024.
Lo que es cierto es que si el PRI y sus aliados tropiezan de nuevo ante el embate guinda, el tricolor, los azules y amarillos, estarían a un tris de desaparecer.