Las autoridades iraníes anunciaron el domingo una nueva campaña para obligar a las mujeres a llevar el velo islámico, y la policía de la moral volvió a las calles 10 meses después de que la muerte de una mujer bajo su custodia desencadenara protestas en todo el país.
La policía de la moral se había retirado en gran medida tras la muerte de Mahsa Amini, de 22 años, el pasado septiembre, mientras las autoridades luchaban por contener las protestas masivas que pedían el derrocamiento de la teocracia que ha gobernado Irán durante más de cuatro décadas.
Rara vez se vio a la policía de la moral patrullando las calles, y en diciembre hubo incluso algunos informes -desmentidos posteriormente- de que se había disuelto.
Las autoridades del régimen insistieron durante toda la crisis en que las normas no habían cambiado. Los gobernantes clericales de Irán consideran el hiyab un pilar fundamental de la revolución islámica que les llevó al poder, y consideran que una vestimenta más informal es un signo de decadencia occidental.
El domingo, el general Saeed Montazerolmahdi, portavoz de la policía, declaró que la policía de moralidad volvería a notificar y detener a las mujeres que no llevaran hiyab en público. En Teherán, se pudo ver a hombres y mujeres de la policía de la moral patrullando las calles en furgonetas rotuladas.
“A partir de hoy, la Policía, a través de patrullas en coche y a pie, a advertir y sancionar a personas que, desafortunadamente, desobedezcan las órdenes y sigan sin respetar el código de vestimenta”, dijo el funcionario.
Así, ha criticado a las personas que “siguen insistiendo en romper las normas” y subrayó que “en caso de que no cumplan con las órdenes de la Policía, se adoptarán medidas legales y serán presentadas ante el sistema judicial”.
“Se espera que todo el mundo, especialmente las inteligentes mujeres del país, de las que depende el futuro de este país, ayuden a la cohesión social y a la seguridad general de la sociedad manteniendo la santidad del velo y respetando las normas aceptadas”, dijo.
La batalla en torno al hiyab se convirtió en un poderoso grito de guerra el pasado otoño, y las mujeres desempeñaron un papel protagonista en las protestas. Las manifestaciones se convirtieron rápidamente en llamamientos al derrocamiento de los gobernantes clericales de Irán, a quienes los manifestantes, en su mayoría jóvenes, acusan de corruptos, represivos e incompetentes. El gobierno iraní atribuyó las protestas a una conspiración extranjera, sin aportar pruebas.
Varias celebridades iraníes se unieron a las protestas, entre ellas destacados directores y actores de la célebre industria cinematográfica del país. Varias actrices iraníes fueron detenidas tras aparecer en público sin el hiyab o expresar su apoyo a las protestas.