Viene otro apretón en comunicación, ya que desde Palacio Nacional se ha ordenado un proyecto para normar las políticas editoriales de los medios del Estado.
¿Para abrirlos?
No, a juzgar por el historial del especialista escogido para encabezarlo y sus planteamientos tan leales a este gobierno.
Es Gabriel Sosa Plata.
Un personaje con currículum de defensor de audiencias, periodista, investigador y profesor de la UAM en la Unidad Xochimilco.
Está en la polémica porque ha salido a defender los libros de texto gratuito con sus errores y distorsiones ideológicas y científicas.
Si hay aciertos, quizá los conoceremos en el prometido rollo vespertino con funcionarios de gobierno – ¿Leticia Ramírez o Marx Arriaga de juez y parte? -, pero sorprendería escuchar a críticos para democratizar el debate.
Especialistas de gran conocimiento como Gilberto Guevara Niebla, profesional de la enseñanza y ex subsecretario de Educación Básica.
Si no lo hubo en la elaboración, menos ahora.
A partir de ese tema, Gabriel Sosa Plata ha ido lejos.
Si se critica a los libros de texto gratuito y a la SEP, propone también someter a juicio las opiniones de los medios electrónicos privados.
¿Bajo qué principio?
Por ser concesiones públicas.
Deberemos esperar a qué propuestas llega el señor Sosa Plata y cómo las presenta, aunque ya sea el final del sexenio, al vocero Jesús Ramírez.
Pero bajo el criterio conocido hasta ahora, sería lógico mayor control de programación y política editorial de los medios de Estado, Canal 11, Canal 22, Radio Educación, IMER y demás.
Si hoy son voceros del Gobierno, en adelante se llenarían de loas al Presidente y dejarían programas tradicionales aunque ello les representara perder audiencia.
Total, si ya no necesitamos una agencia de Estado (Notimex), pues atengámonos exclusivamente a la propaganda mañanera con autoelogios y su repetición todo el día.