La noticia no es quiénes sí lograron recolectar las firmas requeridas por el Frente Amplio por México, sino las quejas de los que quedaron excluidos del proceso.
Quejas, justificadas o no, que ensucian el proyecto opositor y que sirven de leña para sus detractores.
Pero, siendo sinceros, ¿qué posibilidades reales tenían Francisco Javier García Cabeza de Vaca, Miguel Ángel Mancera y Silvano Aureoles de representar en la contienda presidencial a la oposición?
García Cabeza de Vaca ni siquiera está en el país, nunca se le vio hacer un evento de promoción y aun así puso en duda la honestidad del proceso y del Comité que lo organizó.
Lo mismo pasó con Mancera, quien también renegó de los resultados del proceso y se permitió el lujo de señalar que fue bajado del concurso por una decisión tomada “en alguna esfera del poder’’.
¿Por qué, si el exjefe de gobierno de la CDMX, se aventó la puntada de criticar y señalar un complot en su contra, no denuncia al autor con nombres y apellidos?
Aureoles fue más lejos.
Exigió al PRD salir del Comité organizador del proceso de selección del candidato presidencial del Frente, una auditoría a la empresa encargada de desarrollar el software para la recolección de firmas para decidir si valida o no el hecho haber quedado excluido.
La razón por la que los tres perredistas quedaron fuera se debió a que incumplieron la condición de que las firmas de apoyo recabadas deberían estar distribuidas en al menos 17 entidades del país.
Los tres quejosos cumplieron con el requisito de las 150,000 firmas o más, pero a la hora de auditar de dónde venían los apoyos, se descubrió que no observaron la regla.
No hay una comisión de quejas o de controversias dentro del Comité organizador.
De hecho, Aureoles dijo que interpondrá una queja ante las autoridades electorales (¿cuáles?) pero que de él no se burlan.
Ojalá no haya vendido su banquito verde ese que utilizó para sentarse a las puertas de Palacio Nacional, porque seguro lo va a necesitar.