“La delegación del FBI ya está en el país”. aseguró Juan Zapata, ministro del Interior. EL funcionario agregó que el equipo se reunirá con la Fiscalía General del Estado para determinar el ámbito de apoyo en la investigación por el asesinato de Fernando Villavicencio.
La comisión del FBI “ha tomado contacto con la Policía” nacional y en las próximas horas se celebrará una reunión “tripartita” con la Fiscalía General del Estado, que es la titular de la instrucción en el caso, apuntó Zapata.
El ministro agregó que en ese encuentro se determinará “el ámbito de la colaboración y apoyo” que dará el FBI en la investigación del crimen, cuya participación fue solicitada por el propio presidente ecuatoriano, el conservador Guillermo Lasso.
Zapata adelantó que, si así lo definiera la Fiscalía, el FBI podría apoyar en la “explotación” o extracción de la información contenida en varios teléfonos móviles decomisados durante las primeras acciones policiales tras el tiroteo contra el candidato presidencial.
Villavicencio era uno de los ocho candidatos a la presidencia que concurrían a las elecciones generales extraordinarias previstas para el próximo día 20 en las que se elegirá al sucesor del conservador Guillermo Lasso.
El candidato, de 59 años, un periodista y ex miembro de la Asamblea Nacional que con sus investigaciones sobre corrupción se había convertido en uno de los enemigos más acérrimos del expresidente Rafael Correa (2007-2017), recibió una ráfaga de disparos al terminar un mitin de su campaña electoral que realizaba en un colegio de Quito el último miércoles.
El presidente Lasso decretó el estado de excepción durante 60 días en todo el país y ratificó que las elecciones generales extraordinarias se celebrarán el próximo 20 de agosto, como estaba previsto, pero con un despliegue de militares en todo el territorio nacional.
Ecuador cerró 2022 con la mayor tasa de muertes violentas de su historia, al registrar 25,32 por cada 100.000 habitantes, la gran mayoría asociada, según el Gobierno, al crimen organizado y al narcotráfico, que ha ganado fuerza en la costa y ha convertido a los puertos en grandes trampolines para la cocaína que llega a Europa y Norteamérica.