Hablar de eliminar a tres organismos autónomos “por onerosos e inservibles’’, parece una salida fácil para evitar hablar de la violencia que vive el país.
Eso es lo que pasa en México: atacar a los autónomos siempre será un recurso del Presidente cuando ya no hay argumentos para defender su “estamos mejor que nunca, vamos bien y de buenas’’.
La iniciativa que se planteó es simplemente un busca-pies pues muchos de los legisladores de ambas Cámaras están más ocupados en sus propias elecciones o reelecciones, o en quedar dentro de los equipos de los candidatos a gobernadores.
Y no se diga dentro del equipo de la candidata presidencial.
Pero es el Senado el que más pendientes tiene, todos referentes a nombramientos que se niegan a procesar por órdenes de su Presidente.
Ahí están, por ejemplo, los nombramientos de dos magistrados del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF), necesarios para la calificación de la elección presidencial.
Sin embargo, pese a la importancia de estos nombramientos, los senadores de Morena, que tienen el control de la Mesa Directiva y de la Junta de Coordinación Política, anunciaron que será hasta el periodo que inicia en febrero y concluye en abril, cuando se abordará el tema.
Falta designar también a magistrados de Tribunales Electorales estatales, así como a los comisionados del Inai, uno de los organismos a los que López Obrador les ha asignado el adjetivo de parásitos.
Claro que es más fácil y rentable hablarle a su público de lo que se gasta en los que considera instituciones onerosas e inútiles que hablar del fracaso de la estrategia de seguridad, si es que la hay.
El Presidente prefiere resucitar un tema muerto por trillado antes que abordar los hechos de violencia que viven regiones completas del país.
Es, a todas luces, una forma de distracción, para lo que López es muy bueno, porque incendiándose el país por la violencia, se enfoca en un tema banal al que sus propios legisladores ya ni harán caso.