Las drogas sintéticas, como el fentanilo, dominan los mercados y eso ha hecho que el problema mundial con los estupefacientes se esté haciendo “más complejo”, advirtió la directora ejecutiva de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD), Ghada Waly, este jueves.
En su discurso de apertura de una importante reunión sobre política internacional de estupefacientes, Waly subrayó que las drogas sintéticas han cambiado la situación, haciendo más barato y fácil producir y traficar con sustancias extremadamente potentes y a menudo letales.
“El problema mundial de las drogas se está volviendo más complejo”, agregó al inicio de la Comisión de Estupefacientes, el máximo órgano de la ONU en materia de narcóticos, que debate hoy y mañana en Viena el problema de las drogas.
Estas sustancias sintéticas, más baratas y fáciles de producir y traficar, contribuyen a un complejo escenario global, que se suma a la amenaza de las drogas tradicionales basadas en plantas, como la cocaína y la heroína.
El mercado de la cocaína está en expansión, impulsando la violencia en diversas partes del mundo, incluyendo Europa, donde ciudades portuarias como Amberes (Bélgica) y Rotterdam (Países Bajos) han visto las mayores incautaciones en décadas.
“Internet está creciendo como un mercado para las drogas, precursores y químicos no controlados, así como una plataforma para intercambiar conocimientos de fabricación”, indicó.
La directora de la ONUDD destacó además que es la demanda la que motiva todo el negocio ilegal de las drogas y la violencia asociada, que tiene un resultado devastador.
Waly instó a los Estados miembros a revisar y reforzar los compromisos adoptados en la estrategia antidrogas internacional 2019, y destacó la necesidad de enfocarse en la salud y el tratamiento en lugar del castigo y de invertir más en la prevención.
También hizo una llamada a la unidad dadas las crecientes divisiones existentes entre Estados sobre cómo abordar el problema de las drogas, cuya producción y consumo ha aumentado de forma sustancial en los últimos años.
Desde hace años existe una profunda división entre países como Irán, Rusia, China y los árabes, que abogan por la mano dura y bloquean posibles reformas, y otros, como la Unión Europea, EEUU, Canadá, México y Colombia, que defienden un enfoque menos punitivo y basado en la salud pública.