El Papa Francisco dice que no tiene planes de renunciar y que no sufre ningún problema de salud que requiera hacerlo, y dice en una nueva memoria que todavía tiene muchos proyectos que llevar a cabo. Francisco, de 87 años, hizo estos comentarios en una autobiografía, “La vida: mi historia a través de la historia”, que se publica el martes, en el undécimo aniversario de su instalación como Papa.
En las memorias, escritas con el periodista italiano Fabio Marchese Ragona, Francisco rastrea momentos clave de su vida y su intersección con acontecimientos mundiales (la Segunda Guerra Mundial, la dictadura militar de Argentina y las intrigas del Vaticano) y cómo estos juntos informan sus prioridades como Papa.
Significativamente, aborda las especulaciones recurrentes sobre sus problemas de salud, las críticas de los conservadores y lo que ambas pueden significar para el futuro de su pontificado. Este tipo de preguntas siempre han rodeado al papado, pero la perspectiva de una renuncia papal solo se hizo realidad con el histórico retiro del difunto Papa Benedicto XVI en 2013.
Francisco, a quien le extirparon parte de un pulmón cuando era joven, ha estado luchando contra la bronquitis, la gripe y un resfriado intermitentemente este invierno y durante las últimas dos semanas ha pedido a un asistente que lea la mayoría de sus discursos. Le extirparon un trozo de intestino grueso en 2021 y fue hospitalizado tres veces el año pasado, incluida una para eliminar tejido cicatricial intestinal de cirugías anteriores para tratar la diverticulosis o bultos en la pared intestinal.
En sus memorias destacó que el papado es un trabajo para toda la vida, pero que si se presenta un impedimento físico grave ya redactó una carta de renuncia que se encuentra retenida en la Secretaría de Estado.
“Pero esto es, repito, una posibilidad lejana, porque realmente no tengo ninguna causa lo suficientemente grave como para pensar en dimitir”, afirmó. “Algunas personas esperaban que tarde o temprano, tal vez después de una estancia en el hospital, pudiera hacer un anuncio de ese tipo, pero no hay riesgo: gracias a Dios, gozo de buena salud y, como tengo Dicho esto, hay muchos proyectos que llevar a cabo, si Dios quiere”.
Francisco reconoció que los críticos dentro y fuera del Vaticano lo han acusado de destruir el papado y han tratado de bloquear las reformas que los cardenales le ordenaron promulgar como resultado de su elección de 2013.
“Había un fuerte deseo de cambiar las cosas, de abandonar ciertas actitudes que, lamentablemente, han resultado difíciles de erradicar”, afirmó. “No hace falta decir que siempre hay algunos que desean frenar las reformas, que quieren que las cosas sigan como estaban en los días de los papas reyes”.
En las memorias, Francisco redobló su reciente decisión de permitir que los sacerdotes católicos bendijeran a parejas del mismo sexo y negó que las críticas que surgieron pudieran dividir a la Iglesia. Los obispos de África en su conjunto, así como obispos conservadores individuales de todo el mundo, han dicho que no seguirían la nueva directiva.
Reafirmó su apoyo a las uniones civiles y descartó el matrimonio homosexual, diciendo que es correcto que estas personas que experimentan el don del amor tengan las mismas protecciones legales que todos los demás.
Razonó que Jesús pasó tiempo con personas que vivían al margen de la sociedad y eso es lo que la iglesia debería hacer hoy con los miembros de la comunidad LGBTQ+.