Miles de personas marcharon para conmemorar el Primero de Mayo, el primer día del mes en el que se celebran los derechos de los trabajadores en manifestaciones en todo el mundo.
De Seúl a París, de Estambul a Berlín, llamaron la atención sobre los salarios estancados y el alto costo de la vida mientras apuntaban a sus gobiernos. En algunos casos, sus gobiernos respondieron al fuego.
En Turquía, policías con equipo antidisturbios dispararon balas de goma y gases lacrimógenos contra miles de manifestantes que se enfrentaron con los agentes cuando intentaban romper una barricada y llegar a la plaza Taksim de Estambul desafiando una prohibición.
Los gases lacrimógenos también surgieron de las calles de París, donde a los trabajadores que buscaban salarios más altos y mejores condiciones se les unieron otros indignados por los próximos Juegos de Verano. Incendiaron réplicas de anillos olímpicos.
Destacaban entre la multitud los numerosos mensajes colgados en lo alto de pancartas o garabateados con bolígrafo en sencillos carteles.
“¡¡¡Trabajamos para vivir!!! ¡¡¡No morir!!!” decía el cartel que sostenía un hombre en Manila, Filipinas. “Los ricos quieren la guerra; los jóvenes quieren un futuro”, decía una pancarta en Berlín. “¡No toques la jornada laboral de ocho horas!” advirtió una pancarta en Colombo, Sri Lanka.
Miles de manifestantes en Seúl cantaron, ondearon banderas y gritaron consignas a favor de los trabajadores mientras intensificaban las críticas al gobierno conservador del presidente Yoon Suk Yeol y sus políticas antilaborales.
“Las vidas de nuestros trabajadores se han hundido en la desesperación”, afirmó Yang Kyung-soo, líder de la Confederación Coreana de Sindicatos. “No podemos pasar por alto al gobierno de Yoon Suk Yeol. Nosotros mismos los derribaremos del poder”.
En Yakarta, Indonesia, los manifestantes portaban pancartas y lemas en sus sombreros en protesta por una ley de 2020 que, según decían, perjudica los derechos de los trabajadores y el medio ambiente. Los trabajadores metalúrgicos portaban banderas de color rojo brillante y llevaban pañuelos en la cabeza de un rojo más oscuro. Otros se disfrazaban de mimos y llevaban el ceño fruncido.
En Beirut, manifestantes pro palestinos se mezclaron con trabajadores que exigían el fin de la miseria económica. Jóvenes simpatizantes del Partido Comunista Libanés posaron para selfies y mostraron signos de victoria.