Cientos de tibetanos, en su mayoría exiliados, se reunieron en la ciudad india de Dharamshala, en una colina, para celebrar el cumpleaños del líder espiritual del budismo tibetano, el Dalai Lama, que cumplió 89 años. El Dalai Lama ha hecho de la ciudad de la ladera su cuartel general desde que huyó del Tíbet después de un fallido levantamiento contra el dominio chino en 1959. También residen allí representantes de un gobierno tibetano en el exilio.
Las celebraciones principales tuvieron lugar en el templo Tsuglagkhang, dentro del complejo donde vive el líder espiritual. Banderas tibetanas y budistas adornaban postes y barandillas.
Un voluntario distribuyó dulces indios a monjas budistas tibetanas exiliadas mientras los maestros ayudaban a los niños a maquillarse mientras se preparaban para realizar danzas tradicionales.
Mientras se cortaba un colorido pastel de tres niveles dentro del templo, los escolares cantaban: “Feliz cumpleaños, Su Santidad”.
Artistas del Instituto Tibetano de Artes Escénicas, vestidos con trajes tradicionales, tocaron los tambores y algunos marcharon con gaitas dentro del complejo, provocando vítores y aplausos de la multitud. Luego, se izaron las banderas india y tibetana, mientras la banda tocaba los dos himnos nacionales.
Funcionarios tibetanos e indios estaban sentados en una plataforma ligeramente elevada mientras fotografías del Dalai Lama, algunas de su infancia, colgaban de pilares a su alrededor.
El Dalai Lama, sin embargo, no estuvo presente. Actualmente se encuentra en Estados Unidos, donde se sometió a un reemplazo de rodilla, según su secretaria.
Al dirigirse a la reunión, Penpa Tsering, presidente del gobierno tibetano en el exilio, anunció que a lo largo del año se llevarían a cabo varios eventos para conmemorar los logros del Dalai Lama.
China no reconoce al gobierno tibetano en el exilio y no ha mantenido ningún diálogo con los representantes del Dalai Lama desde 2010.
El mes pasado, un grupo de legisladores estadounidenses bipartidistas se reunió con el Dalai Lama en su residencia de Dharamshala, lo que provocó la ira de China, que considera al líder exiliado del budismo tibetano un separatista peligroso.
El Dalai Lama niega ser separatista y dice que únicamente defiende una autonomía sustancial y la protección de la cultura budista nativa del Tíbet.
India considera que el Tíbet es parte de China, aunque acoge a exiliados tibetanos.