El desequilibrio negativo de la ejecución presupuestaria de la Federación de Rusia en el mes de enero se disparó hasta los 1,776 billones de rublos (24.000 millones de dólares), lo que supone 14 veces más que el déficit de 12.500 millones de rublos (1.700 millones de dólares) del primer mes de 2022 y su peor arranque de año desde 1998, según los datos publicados por el Ministerio de Finanzas ruso.
El sustancial incremento del déficit de Rusia en el mes de enero, que representa el 60% del desequilibrio negativo de 2,925 billones de rublos (39.000 millones de dólares) presupuestado para todo el año, refleja una caída del 35% de los ingresos y un incremento del 59% de los gastos.
Además, subrayó que el uso de los recursos del fondo soberano NWF para cubrir la pérdida de ingresos por petróleo y gas de acuerdo con los parámetros de la regla presupuestaria “garantiza la estabilidad del sistema presupuestario frente a las fluctuaciones en los ingresos por petróleo y gas”.
Tras el carbón y el crudo, llega el diésel. La prohibición de importar ese hidrocarburo y otros derivados petrolíferos de Rusia entra en vigor este domingo en la Unión Europea y se añade al mecanismo de sanciones por la invasión de Ucrania que busca asfixiar financieramente al Kremlin.
De los nuevos derivados prohibidos, el mayor desafío es el veto al diésel, el carburante que emplean cerca de la mitad de los coches de la UE y la mayor parte del transporte pesado y marítimo y la maquinaria.
En torno al 40% de las importaciones comunitarias provenían de Rusia antes de la guerra, pero Bruselas confía en que el período de transición desde que se anunciaron las sanciones en junio hasta que se aplican en febrero haya sido “suficientemente largo” para garantizar “rutas de suministro alternativas y minimizar el impacto en los mercados mundiales de productos refinados”, añade McPhie.