La ballena gris (Eschrichtius robustus), mexicana por nacimiento, sigue llegando en su épica migración anual de cerca de 12 mil kilómetros, desde las heladas aguas del Canal de Bering, en Alaska hasta Bahía Magdalena, Bahía Almejas, el Canal de Santo Domingo, donde se encuentra el Puerto Adolfo López Mateos, y la Laguna San Ignacio, en Baja California Sur.
El doctor Jorge Urbán, uno de los científicos que más saben de ballenas en el mundo, informó que esta temporada luce más alentadora que la de 2022, ya que en todo el mes de enero del año pasado, se contaron apenas tres madres con cría, y ahora en el primer censo del 23 de enero habían nueve y en el segundo del 28 de enero 14, para un total de 23 madres con cría, lo que representa un incremento de 766 por ciento.
El profesor de la Universidad Autónoma de Baja California Sur (UABCS), y responsable del Programa de Investigación de Mamíferos Marinos (PRIMMA), destacó que, aunque este año se han visto menos ballenas solas que en 2022, hay confianza de que el número se recupere en las próximas semanas, ya que probablemente viene retrasadas y lleguen más tarde.
Detalló que es muy pronto para analizar la condición corporal de la ballena gris que en los últimos seis años perdió el 30 por ciento de su población por desnutrición, al pasar de un estimado de 27 mil a menos de 20 mil ejemplares.
A lo largo de la ruta migratoria de la ballena gris, se documentaron 214 muertes de ejemplares en 2019, 81 de ellas ocurridas en México; en 2020 fueron 174 decesos con 90 en México y en 2021, al menos siete ballenas vararon en la Laguna San Ignacio, aunque podrían ser más, debido a que el conteo estuvo limitado por la pandemia de COVID-19.