La guardia costera de Libia interceptó a decenas de migrantes que se dirigían a Europa en un barco y los devolvió a la costa, dijeron las autoridades, unos días después de que un naufragio frente a la costa del país del norte de África dejara casi dos docenas de muertos o desaparecidos.
El barco transportaba a 64 migrantes y fue interceptado frente a la ciudad noroccidental de Sirte, según la unidad de la guardia costera de la ciudad. Mediante imágenes se mostraban a docenas de migrantes, incluidos al menos una mujer y un niño, a su regreso. La guardia costera también prendió fuego al barco de migrantes, un procedimiento destinado a evitar que los traficantes lo reutilizaran.
Libia, que tiene fronteras con seis naciones y un litoral en el Mediterráneo, se sumió en el caos tras un levantamiento apoyado por la OTAN que derrocó y mató al autócrata de larga data Muamar Gadafi en 2011. Desde entonces, el país rico en petróleo se ha convertido en el principal punto de tránsito para los migrantes que huyen de la guerra y la pobreza en África y Oriente Medio y buscan una vida mejor en Europa.
Los traficantes de personas se han beneficiado en los últimos años del desorden en Libia, contrabandeando a los migrantes a través de las extensas fronteras del país. Los migrantes son hacinados en embarcaciones mal equipadas, incluidas las lanchas de goma, y emprenden arriesgados viajes por mar hacia Europa.
Los migrantes interceptados son retenidos en centros de detención administrados por el gobierno, plagados de abusos, incluidos trabajos forzados, palizas, violaciones y torturas, prácticas que constituyen crímenes contra la humanidad, según investigadores comisionados por la ONU. El abuso a menudo acompaña los intentos de extorsionar dinero de las familias de los migrantes encarcelados antes de liberarlos o permitirles salir de Libia en barcos de traficantes hacia Europa.